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Los alumnos serán reubicados en una sala mucho más pequeña y estarán hacinados, sin la mínima comodidad, según el reclamo.
La mencionada sala será utilizada desde mañana es la que fue habilitada para aislamiento durante la pandemia por el COVID-19, mientras que hoy es un depósito y biblioteca.
El espacio físico es reducido, y solo unos ocho alumnos pueden estar en el lugar. Los del séptimo son 23 en total, denuncian los padres.
“Amiguismo”, estaría de por medio
Los afectados indicaron que la supervisión no pertenece a la zona de influencia y que sólo por amistad con la directora realizaron el cambio.
Los padres no descartan una medida de protesta frente a la institución, y amenazan con no enviar a sus hijos a la mencionada sala, que califican como un “horno”.
Consultada la directora, Ninfa Ortega, sobre el tema, solo se limitó a decir que no era verdad.
“¿Acaso hay algún comunicado o aviso sobre el cambio?, solo le comento que no es así”, dijo la docente.