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Primero, vamos a conocer lo que es Free Fire. Se trata de un videojuego móvil disponible para celulares (Android e iOS) que fue lanzado en el 2017 y desde ese entonces va registrando millones de descargas en todo el mundo, hasta colocándose en el puesto número 1 de mayor descargas de juegos en las tiendas de aplicaciones.
Su formato es el de “Battle Royale”, que fue muy popularizado también por otro videojuego, “Fortnite”, que había sido lanzado a su público el mismo año que Free Fire, pero ya meses antes.
Con el impacto que había causado Fortnite y este formato de juego, que implica un campo enorme con distintos equipamientos y elementos para ir recogiendo a lo largo de la “partida”, salieron un montón de “copias” que intentaban asemejarse a este popular videojuego en el que se van enfrentando los personajes con otros jugadores en línea.
Es decir, cuando una persona que está jugando y se encuentra con otro personaje dentro del juego, este es controlado también por otro humano. Entre estas “copias”, Free Fire es una que tuvo un éxito total, incluso hasta ahora.
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De igual manera, ya desde la empresa propietaria de Free Fire, “Garena”, resaltan que la edad mínima para este juego, atendiendo que tiene disparos, violencia y sangre, corresponde a 13 años para arriba en la mayoría de los países, mientras que en otros es calificado como un juego recomendado recién para mayores de 17 años.
Pero como referíamos, en nuestro país este videojuego ya fue noticia previamente, ya que muchos niños y adolescentes también lo juegan, a lo que pueden ir siendo víctimas de engaño o llegar a estar constantemente en el juego.
Un caso que no podemos omitir mencionar es el que fue registrado en 2020, en J. Augusto Saldívar, donde un hombre fue detenido porque solicitaba intercambios de imágenes sexuales a menores por “diamantes” de Free Fire.
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También está el reciente caso de Capiatá, donde un menor de 12 años amenazaba con tirarse de un árbol luego de que su madre le había sacado el celular, imposibilitándole que pueda conectarse al juego. Finalmente, los bomberos lograron rescatar al niño. También se resaltó que no es la primera vez que amenaza a sus familiares.
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Los “diamantes” en Free Fire
Como este videojuego -al igual que muchos otros- es de descarga gratuita, claramente la empresa tiene que tener una ganancia también ante sus millones de usuarios, por lo que ahí entran los “diamantes”, tratándose netamente de una moneda virtual en Free Fire, con la que se pueden comprar detalles estéticos para los personajes, mascotas o ciertos beneficios, todo dentro del juego.
Pero es importante resaltar que estos diamantes son comprados con dinero real y vía tarjetas bancarias, a lo que para un menor de edad sería más complicado conseguirlos, pero a la vez, el juego va “tentando” a los jugadores para que vayan consiguiendo esta moneda y los objetos exclusivos, ya sea mediante una serie de desafíos o conexiones diarias a la aplicación, por lo que ahí se podría ir generando alguna adicción al ir buscando conseguir estos elementos.
Adicción a los videojuegos
Ya desde febrero de este año que la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluye la adicción a los videojuegos en su apartado de desórdenes mentales, es decir, es considerada como una enfermedad mental.
Sobre este punto, la psicóloga Carolina Rivarola, precisó que existe una adicción a los juegos electrónicos cuando un niño, adolescente o adulto, tiene dificultades en controlar los deseos o ganas de jugar, a lo que puede presentar un aspecto compulsivo y prolongado a las horas del consumo de cualquier videojuego.
Por parte de los niños, la profesional resaltó que los menores pueden llegar a evitar notar cuánto tiempo están jugando o frente a una pantalla, a lo que esto podría ser muy peligroso si son expuestos a contenidos que no son acordes a la edad de cada uno, como por ejemplo videojuegos que tengan alto contenido de violencia, zombies, matanzas o mucha agresividad.
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¿Cómo se puede generar una adicción?
Al respecto, la profesional precisó que una adicción puede ser generada cuando no hay límites de horas de consumo, ya que mediante las adicciones, se activa un “neurotransmisor del placer”, por lo que al estar constantemente conectado, uno podría ir buscando la activación de este neurotransmisor para un placer o adrenalina que se podría generar al estar jugando.
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Signos de alarma y alerta
Continuando, la psicóloga indicó que es importante reconocer algunos signos que podrían demostrar una adicción en un niño o adolescente, entre los que se destacan:
- Bajo rendimiento escolar.
- Problemas de vínculos.
- Problemas sociales.
- Pesadillas, alucinaciones o delirios (ver los personajes en la vida real).
- Pérdida de la noción de la lógica o sentido de la ubicación.
- Fanatismo extremo hacia un videojuego y vinculación constante con el mismo (comportamiento, personalidad y al hablar).
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¿Qué hacer ante una sospecha de adicción?
Una adicción debe ser tratada con técnicas psicoterapéuticas, aseguró Rivarola, a lo que primeramente uno debe poner limitaciones en el hogar. En caso de una adicción confirmada, se debe dar tratamiento con acompañamiento de un profesional del área de la salud mental, precisó.
De igual manera, aseguró que ante una adicción, si se presenta un cambio de golpe -en este caso, si se quita el videojuego- se podría crear una crisis de abstinencia, generando alguna impulsividad y problemas intrafamiliares.
“De acuerdo a la gravedad de la adicción, se busca un tratamiento específico”, detalló.
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Factores de riesgo
Finalmente, la psicóloga aseveró que mediante un videojuego, un niño o adolescente puede intentar evadir la realidad o utilizarlo como una “válvula de escape”, pero a la vez, dijo que los menores corren el riesgo de ser expuestos a adultos mayores en los juegos en línea con intenciones delictivas o criminales, como el caso de J. Augusto Saldívar y los diamantes.
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