La violencia desde la subjetividad de las mujeres

La psicóloga clínica y feminista con experiencia en prevención y atención de situaciones de violencia hacia las mujeres Angélica Roa, dice que en los en los talleres de autocuidado se analiza de manera profunda, el efecto de los mandatos sociales en la construcción de la subjetividad femenina. Las ideas del ser hombre o mujer están arraigadas en el imaginario colectivo y se trasmiten en forma de creencias que luego se integran a la forma de pensar y ver el mundo de las mujeres.

Los mandatos sociales influyen en la construcción de la subjetividad femenina y muchas veces es el motivo de cargar con relaciones violentas.
Los mandatos sociales influyen en la construcción de la subjetividad femenina y muchas veces es el motivo de cargar con relaciones violentas.

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Según Martín Baró (1985) cada individuo se apropia de una manera única e irrepetible del contexto histórico-social y deviene como una síntesis singular del propio proceso socio-cultural. La subjetividad es entonces la expresión individual de las posibilidades que esta cultura le otorga.

La creencia de “ser” para los demás, postergar sus sueños y  aspiraciones para dedicarse al cuidado de los otros, a la larga se convierte en malestares, frustraciones, culpas, agobios.
La creencia de “ser” para los demás, postergar sus sueños y aspiraciones para dedicarse al cuidado de los otros, a la larga se convierte en malestares, frustraciones, culpas, agobios.

Los seres humanos construyen su identidad en función a dichos mandatos, de ahí la imposición de la imagen de la mujer – madre y la mujer – esposa sigue siendo importante para la construcción de la subjetividad femenina.

“No se puede pensar la subjetividad femenina fuera de los mandatos sociales, ya que se construye en la interacción social. Las mujeres introyectan ideas y actitudes culturales y nunca salen de las relaciones violentas de parejas”, explica Angélica Roa.

La psicóloga clínica y feminista dice que cuando se analiza el tema de la violencia también hay que analizar como es que las mujeres introyectan todas esas ideas que hacen que permanezcan y mantengan relaciones violentas y hay varios elementos.

Cuidadoras por excelencia

“Pero resalto tres que para mi son fundamentales y estos tres elementos que son parte de la sociedad, osea todos los que integramos esta cultura pensamos de esta manera, creemos que realmente las mujeres son las cuidadoras por excelencia, que son las que tienen que estar para los demás, tenemos esa imagen de la mujer y ese tema de dar todo por amor, y que son indefensas, son tres elementos que para mi son demasiado importantes”.

La sociedad sigue transmitiendo prototipos que ya forman parte de la cultura, del día a día de las costumbres y las mujeres lo introyectan y hacen parte de sus creencias y se ven así mismas también de esa misma manera, y eso lo que es difícil de cambiar porque tienen que hacer una revisión profunda para poder modificar eso en su pensamiento”, señala Roa.

Angélica afirma que para cambiar estos elementos o prototipos, la forma en relacionarse es muy difícil de cambiar.

“Aunque se tengan las mejores leyes, se tengan instituciones, si no revertís tu forma de ver las cosas, el mundo, tu autoestima, la forma en que nos relacionamos con los demás va ser muy difícil que las mujeres podamos entender porque mantenemos años y años relaciones violentas, por qué se aguanta tanto, muchas veces la gente se pregunta, y la cuestión moral, la apariencia, las costumbres tienen mucho que ver, seguimos y sostenemos relaciones de parejas violentas porque es también como un mandato social, en cambio revelarse no está bien visto”.

Herencia del patriarcado

La psicóloga comenta que aun cuando se ha avanzado en varios aspectos hacia la autonomía y los derechos, esta herencia del patriarcado sigue ocupando un espacio importante en el deseo de las mujeres, “el mandato social es casarse, luego, tener hijos y después, inmolarse por el esposo y los hijos y si es una profesional exitosa, política, emprendedora o trabajadora, puede ejercer pero sin descuidar sus funciones de madre y esposa.

El primer elemento constitutivo de la subjetividad femenina es entonces, la creencia de “ser” para los demás, postergar sus sueños y aspiraciones para dedicarse al cuidado de los otros, a la larga se convierte en malestares, frustraciones, culpas, agobios. Siendo esta las disfunciones, que mayor demanda de ayuda profesional”.

Angélica Roa, psicóloga clínica y feminista con experiencia en prevención y atención de situaciones de violencia hacia las mujeres.
Angélica Roa, psicóloga clínica y feminista con experiencia en prevención y atención de situaciones de violencia hacia las mujeres.
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