Con ingenio y habilidad, “bolsoneras” burlan seguridad para atacar comercios

Las primeras operaciones delictivas perpetradas por mujeres conocidas como “bolsoneras” fueron detectadas en supermercados y shopping de Asunción a mediados de la década de los 90. Con increíble habilidad, mucho ingenio y hasta con la utilización de niños, estas bandas robaban grandes cantidades de mercaderías. La implementación de códigos de barra, guardias y cámaras de seguridad menguaron sus actividades; sin embargo, hasta ahora siguen causando millonarias pérdidas a los comerciantes.

Una de las tantas galerías de supuestas bolsoneras, que están colocadas a la entrada de los diversos comercios en Asunción y otras ciudades del interior.
Una de las tantas galerías de supuestas bolsoneras, que están colocadas a la entrada de los diversos comercios en Asunción y otras ciudades del interior.

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Antiguos funcionarios del Departamento de Investigaciones de la Policía recordaron que esta modalidad de robo fue introducida al país por dos o tres mujeres que aprendieron la técnica, una en la Argentina y otras en el Perú. Las pioneras rápidamente enseñaron el “arte” a otras jovencitas que reclutaron en los barrios periféricos de la capital.

Estas damas ingresaban en grupos a los establecimientos comerciales, donde en aquella época los productos estaban expuestos en los mostradores o góndolas al alcance de las manos, situación que aprovechaban las descuidistas para ocultar en cuestión de segundos botellas de whisky, vinos, champagne, perfumes entre las piernas y salir caminando con toda normalidad, hasta un punto, donde otro miembro de la gavilla las esperaban a bordo de un automóvil.

Pero cuando los negocios a ser atacados contaban con alguna seguridad o muchos empleados, las ladronas utilizaban a niños o niñas para distraer la atención de las empleadas.

Igualmente, las sospechosas utilizaban ropas especialmente diseñadas con varios bolsillos donde guardaban las mercaderías. Con esto comenzaron a operar en locales de venta de ropas, especialmente los boutiques dedicadas a la venta de vestidos para fiestas.

Todo lo robado por estas maleantes, sea del rubro de bebidas o comestibles, es reducido en pequeños negocios de los barrios periféricos, mientras que las prendas de vestir nuevamente son vendidas a otros comercios del ramo, explicaron agentes policiales.

A raíz de la seguidilla de robos perpetrados por estas mujeres, que con el correr de los años se extendió a las principales ciudades del interior, los organismos de seguridad comenzaron a apresar a algunas de ellas, pero estas conseguían su libertad con suma rapidez, debido a que sus golpes eran consideradas simplemente como robos bagatelarios, situación que se mantiene hasta ahora, por lo que este tipo de robo nunca pudo ser desalentado.

Esta modalidad ganó notoriedad esta semana cuando una de las exponentes de este ramo delictivo fue detenida cuando salía de un comercio con cortes de carne seleccionada por valor de G. 700.000. La sospechosa -que fue sorprendida “in fraganti” por los funcionarios- pasó unas horas en el calabozo de una comisaría, luego fue liberada por el fiscal porque se trata de un delito bagatelario y la baja expectativa de pena no amerita la prisión preventiva.

Comercios registran casi 500 robos al mes

Sin embargo, la mayoría de los establecimientos tienen colocados por las puertas y paredes las imágenes de estas mujeres supuestamente ladronas, con la intención de ahuyentarlas, ya que evidentemente la implementación de cámaras, códigos de barras y guardias se seguridad no son suficientes para evitar los robos.

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Representantes de la Asociación de Importadores y Comerciantes del Paraguay (Asimcopar) confirmaron que en los 36 comercios adheridos se registran robos día por medio, lo que representa unos 500 hechos de robos o sustracciones al mes, lo que genera millonarias pérdidas al año, según explicaron.

Precisamente por esta situación agobiante, en agosto pasado el gremio exigió a las autoridades una solución a lo que llaman “la mafia del robo organizado”. Fue tras conocerse el caso de una bolsonera arrestada luego de robar por segundo día consecutivo en un comercio y que tenía nada menos de 26 antecedentes por denuncias similares.

En una entrevista en el programa Conexión Tributaria, de Radio Abc Cardinal, Eugenio Caje, vocero de la Asimcopar, relató la preocupación del gremio por el incremento de este flagelo iniciado hace más de 20 años y que genera constantes perjuicios a los comerciantes.

En la ocasión, Caje estimó que cada persona roba productos valuados entre 400 y 500.000 y genera un problema grave para la economía. El empresario lamentó que la legislación vigente no contemple una sanción para este tipo de delitos en los que algunos se “profesionalizan” y destacó que incluso han detectado a tres generaciones de una familia dedicadas a este tipo de robos.

“No es ‘aichejáranga, esa gente roba dos pañales’. No. Estamos hablando de G. 400.000 a 500.000 en productos en cada visita que tienen, que puede ser todos los días o día por medio también, que puede ser dependiendo de como ellos le tienen catalogados a cada local, por sobre todo el nivel de control de los guardias y el sistema de esa misma locación. Y acordate: ellos están aliados con taxistas, tienen abogados también y tienen centros de acopio, sabemos que hay ciertas ciudades en las cuales todo eso que nos roban van acopiando ahí y luego hacen venta casa por casa e incluso en redes sociales, para obtener su lucro”, explicó Caje.

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