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Vigorosa y alegre, Nicasia Ortiz trabaja todos los días en su pequeño taller habilitado en su propia casa, donde se fabrican cientos de imágenes sacras de todos los tamaños, formas y colores. Sus hijos, yernos, nueras y nietos la ayudan en medio de risas, chistes y buena música.
Comenzó a trabajar en la alfarería fabricando alcancías a los diez años junto con sus padres Emilia Sánchez (+) y Martín Ortiz (+). Posteriormente contrajo matrimonio con Máximo Delvalle (+) y comenzaron a elaborar las famosas “gallinitas de la suerte”. Tiene ocho hijos y aunque todos tienen diferentes profesiones, no dejaron de lado lo aprendido en la “Santería Delvalle”, del barrio Las Mercedes de Areguá, donde diariamente ayudan a Ña Nica.
Actualmente, sus principales colaboradores son sus yernos Feliciano Vera Llanes y Arnaldo Rivas, quienes dan molde al barro bajo la estricta supervisión de Nicasia. Asimismo, la pintura de las figuras está a cargo de su nieta llamada Ángeles Rivas Delvalle de 17 años y de su hija Zunilda Delvalle (47).
Posteriormente, cada pieza de la Virgen de Caacupé llega hasta la pequeña y antigua mesita de madera de Ña Nica donde ella, pacientemente, confecciona el vestido blanco de tela raso y la capa azul de pana para vestirla. Los detalles que priman en el vestido son las lentejuelas doradas y flores de goma eva en el mismo tono. Por último, toma puño de pelo artificial de bellos risos castaños, que es colocada en la cabeza de la santa junto a una aureola de metal.
“Comencé haciendo a mano la figura de los santos porque no teníamos matriz. Luego le enseñé a mi yerno (Feliciano) y hoy él es el artista. Al principio hacíamos la imagen de la Virgen todo de barro y pintado, luego ya nos pidieron con cabello y otros adornos. Además de Caacupé, tenemos clientes en Pedro Juan Caballero, Encarnación, Itauguá y otras ciudades”, explicó la artesana.
Nicasia manifestó que durante todo el año se dedica a la fabricación de la imagen. Un mínimo de 500 imágenes son proveídas hasta el mes de octubre aproximadamente a Caacupé, pero a partir de noviembre, aumentan los pedidos a más de 700 piezas en el marco de la festividad de la Virgen, refirió.
“El año pasado fue difícil la situación por la pandemia del covid-19. A inicios del 2020 tuvimos que desvincular a nuestros diez personales, pero luego comenzamos a trabajar lentamente y fueron volviendo. Para este año la fabricación repuntó y tenemos la esperanza de vender mucho tanto en la fiesta de Caacupé y también en la expo pesebre de Areguá que será en noviembre”, manifestó la alfarera.
Finalmente, la valerosa mujer dijo que las historias en su vida, en torno a los milagros de la Virgen de la Villa Serrana son muchas y sirven de inspiración para que cada día sus delicadas manos fabriquen los retratos.
Santería Delvalle invita a los devotos a visitar el local ubicado en el barrio Las Mercedes del centro de Areguá, donde la gama de imágenes santas son infinitas. La familia también realiza pesebres sobre pedido de todos los tamaños y colores, al igual que los santos.