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Andrés Arriola, fiscal a cargo de la Unidad Especializada de Medio Ambiente del departamento de Boquerón, comentó que es una situación compleja proteger efectivamente dicha especie ya que en la Región Oriental, al aplicarse la ley de deforestación cero, se condiciona más severamente la extracción de esa madera. “En el Chaco la realidad es diferente, ya que prácticamente no existen controles de las guías forestales para extracción de madera, al tratarse de un departamento bastante extenso ( 91.669 km )”, indicó.
Explicó que las guías forestales por lo general tienen validez de seis meses a un año y se pueden reutilizar si es que no hay control, lo que da pié a que varias cargas de madera se puedan extraer dentro del marco legal y sin que eso represente precisamente un delito ambiental, es allí en donde se aprovecha para extraer maderas nativas, entre ellas, el palo santo.
Las especies más extraídas, aparte del palo santo, son el quebracho colorado, el quebracho blanco, que también son explotados en cantidad: “Esto no estaría mal en el caso de que fuese racional y controlado. Hay que tener en cuenta que el Chaco tiene que avanzar y desarrollarse, pero tenemos que ajustar los controles para que no perjudique al medio ambiente. En el caso específico del palo santo es una especie que un tiempo estuvo muy protegida, tarda casi 100 años en crecer hasta llegar a un tamaño promedio”, acotó.
La Policía Nacional en este caso poco o nada interviene, ya que además de verificar los documentos no puede decomisar la carga si la guía esta correctamente emitida y no tiene forma de saber cuántas veces se utilizó la misma.
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Lo cierto es que su tala actualmente no está prohibida. Es permitida bajo ciertos controles que en el Chaco no se cumplen. La zona del Pilcomayo, Dr. Pedro P. Peña, Pozo Hondo y demás son los lugares de donde más se extraen la preciada madera. El INFONA (Instituto Forestal Nacional) es en este caso el responsable de la expedición de la guía forestal, previa licencia del MADES y Plan de uso de la tierra. El problema es que como las guías no son controladas, las personas que tramitan las mismas, una vez que extraen la madera que necesitan, prestan o venden sus guías, propiciando que más madera se pueda sacar sin control, de lugares que no son aprobados.
“Si no hay controles es imposible verificar y castigar a los responsables, no es el problema la extracción en si, el problema es que se están extrayendo de lugares de donde no tienen el permiso y las autoridades no están controlando, dado que el Chaco también es demasiado grande. Se necesita de mayor infraestructura para hacer un control efectivo”, finalizó.