Vándalos dañaron mirador del Cerro Amor y la reacción se hizo sentir

Aventureros que disfrutan de escalar cerros de nuestro país instaron a protegerlos y respetarlos, evitando tirar basuras y dañar la naturaleza. Esta semana, se dedicaron a limpiar unas pintatas que inadaptados realizaron en unas rocas de gran tamaño que se encuentran en la cima del Cerro Amor, principal atractivo a la hora de tomar fotografías.

Pintata. El antes y el después
Pintata. El antes y el despuésGentileza

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En la Cordillera del Ybyturuzú, el Cerro Amor va tomando protagonismo con sus más de 700 metros de altura y una vista única. Calificada como de dificultad “alta” para escalar, aventureros y lugareños se adentran entre su follaje, su conjunto de piedras y disfrutan del camino mientras avanzan hacia la anhelada cima. Una vez allí, el fascinante panorama es el regalo. Muy cerca del precipicio, unas enormes rocas complementan el paisaje que quedan inmortalizados para el recuerdo en las fotos.

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Este fin de semana, a través de las redes sociales, se denunció que estas piedras fueron pintarrajeadas por inadaptados que dejaron el lugar con un negativo aspecto. Dos amigos, Fabio Flores y Ariel Giménez, fueron hasta el lugar y junto a don “Chico” (Francisco Culachi), se dispusieron a limpiar las piedras y dejarlas de nuevo en su estado natural.

Pintata en las piedras del Cerro Amor
Pintata en las piedras del Cerro Amor

“Vimos en redes sociales los reclamos por las pintatas y con mi amigo, Ariel Giménez, fuimos hasta el cerro Amor con el objetivo de limpiar las piedras. Nos comunicamos con don Chico, quien es el dueño de la propiedad que hay que cruzar para llegar hasta el cerro y con su ayuda cumplimos con nuestra meta”, manifestó, Fabio Flores.

“Don Chico es el señor que tiene una propiedad a la vera del cerro y tenemos que pasar por allí para llegar. Nos comunicamos con él y le preguntamos qué necesitábamos para sacar la pintura. Compramos los materiales y fuimos hasta allí. Él nos acompañó, conoce toda la zona, prepara los senderos y él, por voluntad propia se encarga de cuidar el cerro”, comentó.

Fabio comentó que el domingo pasado, desayunaron en la casa de don Chico, tortilla con cocido preparado por su esposa y luego subieron los tres hasta la cima.

Así quedaron las piedras luego de que las limpiaron
Así quedaron las piedras luego de que las limpiaron

“A muchos, ese cerro les lleva escalarlo entre dos horas y más, pero don Chico lo sube en 45 minutos. Es un señor que está en buen estado de salud y físicamente. Nos gana a todos. Él se encarga de cuidar el lugar por su propia voluntad. Como pasamos por su terreno, cobra G. 10.000, pero desde hace tres años cobra lo mismo. Estamos tramitando los papales en la Senatur para que el cerro sea reconocido oficialmente y también don Chico como su encargado”, sostuvo.

“Instamos a todas las personas a conocer los cerros de nuestro país, pero a la vez que los cuiden. Que no tiren basuras, que las conserve y las baje del cerro hasta que encuentren un basurero. También cuiden todo lo que es la naturaleza del lugar”, dijo.

Don Chico, “guardián” del cerro Amor

Don Francisco Culachi, o don Chico como es conocido en la zona y por los visitantes, es el “guardián” del Cerro Amor. Además de mantener limpio el lugar, se encarga de colocar carteles indicadores, marca el sendero con su machete, acompaña y guía a los que deciden escalar el cerro.

Guaranietepe (totalmente en guaraní), nos comentó que tiene 55 años, 10 hijos y 6 nietos, que por gusto se dedica a cuidar el cerro y que está al tanto de cualquier irregularidad. Amante y protector de la naturaleza, según se puede notar en sus expresiones y sus actos, don Chico relató que está atento a los pasos de los visitantes.

Don Chico, en uno de sus momentos con grupos de viajeros en el cerro Amor
Don Chico, en uno de sus momentos con grupos de viajeros en el cerro Amor

Habló sobre la importancia de preservar la naturaleza y dijo que no es difícil visitar sitios naturales como cerros, lagunas, ríos, arroyos, y cuidarlos al mismo tiempo. Destacó que la única manera de poder seguir disfrutando de ellos, era conservándolos desde las más pequeñas atenciones.

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