Militares del Chaco que cedieron su cuartel a narcos son imputados y quedan detenidos en comisaría

Dos militares del Ejército quedaron presos ayer luego de que fueran imputados por el Ministerio Público por supuestamente ofrecer su destacamento del Chaco como base de operaciones de una red internacional de tráfico de cocaína. Los presuntos narcos bolivianos incluso se quedaban a dormir en el cuartel.

Suboficial mayor Alberto Ramón Martínez Ortiz y sargento primero Alcides Ramón Hermosa, imputados por narcotráfico.
Suboficial mayor Alberto Ramón Martínez Ortiz y sargento primero Alcides Ramón Hermosa, imputados por narcotráfico.

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Se trata del suboficial mayor de Infantería Alberto Ramón Martínez Ortiz, de 43 años, oriundo de Luque, y del sargento primero de Infantería Alcides Ramón Hermosa, de 28 años, oriundo de Piribebuy.

Ambos fueron imputados el miércoles de noche por el fiscal del Chaco, Andrés Arriola, por posesión y tráfico de precursores químicos, un hecho punible contenido en la ley antidrogas de nuestro país.

Los dos efectivos militares se presentaron ayer en la Fiscalía de la ciudad de Filadelfia y luego quedaron recluidos en una comisaría.

Martínez y Hermosa eran los únicos personales de planta del destacamento militar de Fortín Gabino Mendoza, en el departamento de Boquerón, aunque en el límite con Alto Paraguay, frente a la línea fronteriza con Bolivia, a 805 kilómetros de Asunción.

El lunes último, un camión semirremolque que salió de Asunción con la carreta repleta de bagazo (residuo resultante luego de la trituración de caña de azúcar) entró al predio militar fronterizo con el permiso de los dos militares.

El camión cargado con bagazo llevaba ocultos tambores con precursores químicos usados para elaborar cocaína.
El camión cargado con bagazo llevaba ocultos tambores con precursores químicos usados para elaborar cocaína.

Posteriormente, entraron también a la zona militar dos camiones pequeños y dos camionetas, a las cuales se iba a hacer el trasbordo de al menos 50 tambores de 200 litros de acetato de etilo que estaban escondidos entre el gabazo y de otros 10 tambores de 200 litros de ácido clorhídrico que ya estaban depositados en el área de resguardo de los militares.

Estas sustancias iban a ser llevadas a Bolivia, donde se utilizan para la elaboración de cocaína, pese a que su tenencia es restringida en dicho país. En Paraguay, en cambio, increíblemente el propio presidente Mario Abdo Benítez despenalizó hace tres meses la tenencia del acetato de estilo, pero no del ácido clorhídrico. De hecho, este último elemento es el principal precursor químico para la producción de la citada droga blanca, por lo que su tenencia sí es considerada como un delito relacionado con el narcotráfico.

Justo cuando se estaba llevando a cabo la operación, en las narices de los dos militares, aparecieron en el lugar los agentes especiales de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que ya venían siguiendo el camión con bagazo ante informes que manejaban de que también llevaba los citados elementos para la producción de drogas.

Durante la intervención en el predio militar, fueron arrestados y ya también imputados otros cuatro supuestos miembros de la organización que debía llevar los precursores químicos a Bolivia para entregarlos en los centros de producción de cocaína.

La Senad halló en el cuartel militar del Chaco 50 tambores de acetato de etilo y 10 tambores de ácido clorhídrico.
La Senad halló en el cuartel militar del Chaco 50 tambores de acetato de etilo y 10 tambores de ácido clorhídrico.

Ellos son la boliviana Paulina León Herrera, boliviana, de 55 años, apodada Teresa o Teresita, quien sería la “patrona” del esquema; Patricia Toco Delgadillo, boliviana, de 44 años, quien sería colaboradora de la primera; Jorge Isaac García Baldivieso, boliviano, de 63 años, chofer de uno de los camiones pequeños, y Gustavo Cáceres Álvarez, paraguayo, de 47 años, chofer de otro de los vehículos de trasbordo.

Según información que maneja el fiscal Andrés Arriola, el destacamento militar de Fortín Gabino Mendoza era usado desde hace al menos un año por esta red para recibir desde Asunción los precursores químicos y de ahí llevarlos a Bolivia.

Los supuestos traficantes, incluso, se quedaban a dormir en el cuartel mientras les llegaban sus cargas. Básicamente, es como que alquilaban como su hotel la citada repartición castrense.

De hecho, los dos militares ahora imputados también acostumbraban a llamar “patrona” a la boliviana apodada Teresa o Teresita, según los datos obtenidos.

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