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El reconocido filósofo francés Édgar Morín cumplirá 100 años el 8 de julio. En homenaje a su rica y fructífera trayectoria intelectual, el Senado de Chile, la Comisión del Futuro, la Embajada de Francia en Chile, el Global Youth Climate Pact, el Espace Mendes France y varias universidades chilenas como la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Santiago organizan un conversatorio virtual (8 y 9 de julio) para reflexionar y deliberar sobre el futuro de la humanidad teniendo como base el concepto Tierra-Patrian de Morín.
Este gran evento reunirá a pensadores, investigadores, intelectuales y escritores de varios lugares del mundo, quienes dialogarán en torno a la obra de Morín, pero al mismo tiempo buscarán esbozar una “filosofía política de acción para el ser humano planetario, capaz de conciliar lo posible y lo imposible, las contradicciones, los antagonismos y las paradojas”.
El filósofo José Manuel Silvero Arévalos, profesor e investigador de la UNA, ha sido invitado por los organizadores y participará de este evento en carácter de ponente. De esta manera, el nepomuceno conocido como “el filósofo del barrio Cohete” representará a nuestro país y compartirá mesa con la prestigiosa jurista francesa Mireille Delmas-Marty, profesora honoraria del Colegio de Francia; con el pensador chileno de la Universidad Pontificia Católica de Chile, Luis Flores González; con la pensadora brasilera Izabel Cristina Petraglia, de la Universidad Metodista de San Pablo, y con el reconocido activista francés Jean-Marc Salmon.
Al ser consultado por su participación y el tema de su intervención, Silvero Arévalos indicó que “es un honor participar de este gran encuentro en compañía de otros pensadores de diferentes latitudes y culturas y juntos honrar la vida y la obra de un filósofo tan prestigioso como Édgar Morín”.
Al mismo tiempo, sostuvo que es “una oportunidad para seguir defendiendo mis convicciones acerca de la importancia que reviste la Tierra como un sistema ecológico dinámico, pero también una comunidad moral de la que todos los seres formamos parte y por ello debemos actuar con la más absoluta responsabilidad”.
“Si maltratamos la Tierra porque la consideramos un producto que nos pertenece, como lo venimos haciendo con nuestro Parque Nacional Caazapá, lo que en realidad estamos haciendo, además de actuar ilegalmente, es hipotecar nuestro futuro inmediato y el de nuestros hijos. Estamos colocándolos la soga al cuello y aun así soltamos una sonrisa pícara porque nos consideramos muy vivos al organizar impunemente la matanza de una reserva protegida. Entonces, concretamente, en mi ponencia rescataré la necesidad de asumir una conciencia y una conducta que reconozca a los suelos, las aguas, las plantas y los animales como un todo inherente a nuestra condición humana interdependiente de otros seres”, dijo.