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Los ocupantes irregulares comenzaron a talar árboles y montar chozas, a construir corrales para aves. Son personas llegadas de distintos sitios, y entre ellos hay gente muy peligrosa, señaló una fuente que pidió mantener su identidad en el anonimato.
La zona ocupada abarca unas 6.000 hectáreas, en un lugar conocido como Taguató, dentro de la reserva para parque, en territorio del distrito de Alto Verá.
El 31 de abril pasado, ante denuncias de una posible invasión y delito ambiental, una comitiva policial se presentó en el lugar denominado Taguató, donde constató la presencia de unas 150 personas dentro de la zona de reserva, y comunicó de este hecho al fiscal de la unidad zonal del Ministerio Público, Edgar Ortiz.
De acuerdo a lo señalado por el fiscal Ortiz, el mismo tiene una investigación respecto de una presunta invasión de un predio que pertenece al BNF, se están haciendo las diligencias para determinar la ubicación del inmueble y a quién pertenece, pero no tiene una denuncia puntual de algún propietario que esté afectado por la invasión de su propiedad.
Según consta en un informe de la intervención policial remitida a la Fiscalía, con fecha 31 de abril, los ocupantes sostienen que el predio, de más de 7.000 hectáreas, perteneció a un agricultor de origen japonés de nombre Hiroshi Shindoi, pero fue embargado por el BNF.
Según el fiscal Ortiz, el mismo está haciendo las diligencias correspondientes para determinar la ubicación y la condición de dominio del inmueble en cuestión, y resolver las acciones a seguir. También requirió informes al Ministerio de Ambiente sobre si existe delito ambiental en el lugar. Ley 352 establece que un área de protección no es sujeto de apropiación, sostuvo.
El representante del Ministerio Público dijo no tener denuncia de propietario alguno, pero que si este fuera el caso, y el denunciante tiene la titularidad del inmueble invadido, tiene el derecho de despeje en forma inmediata, sin más trámite.
Comunicado de organizaciones ambientalistas
Organizaciones ambientalistas internacionales y de nuestro país dieron a conocer un comunicado de alerta ante la inexorable pérdida de las reservas de bosques nativos en nuestro país por causa del aumento de las actividades ilícitas.
Advierte que en los últimos meses se observó un aumento radical de las actividades ilícitas en el área de Reserva para Parque Nacional San Rafael, conocido también como el Tekoha Guasu del pueblo Mbya Guaraní.
A la tala indiscriminada para hacer tablas, las fábricas de carbón, y los cultivos ilegales de marihuana, ahora se suman más de una docena de invasiones campesinas reclamando lo imposible: asignar tierras del área de Reserva para la Reforma Agraria.
El comunica cita los puntos donde se registran actualmente invasiones campesinas, entre las cuales se cuenta el área Sur de la Propiedad de Shindoi; Propiedades de Martínez Yegros y Guyra Paraguay (Kanguery); Santa Inés – Agroganadera Don Felipe; invasión en propiedad Hrisuk; Invasión y desmonte casi total del predio ex Banco Sudameris; Invasión y casi desmonte total de la propiedad Pa’i Paredes y San Miguelito; Taguató, límite con Reserva de Kaa’guy Pora, propiedad de Alianza; Zona de Toro Blanco y una nueva invasión en Propiedad de Nueva Gambach.
Sostienen los ambientalista que la asignación de tierras a la Reforma Agraria es un tema importantísimo y serio, que requiere de una adecuada planificación. Si asignamos los últimos bosques a esto, estamos yendo en dirección contraria y opuesta a lo que es el ansiado Desarrollo Sostenible.
Debemos apuntar a todo lo contrario, asignar tierras habilitadas y disponibles para una reforma integral y verdadera, sin hipotecar y dejar sin bosques a nuestro país. El verdadero desarrollo sostenible se construye uniendo estos núcleos importantes de bosques, a través de sistemas agrosilvo pastoriles, y no al revés, destruyéndolos.
El área de San Rafael/Tekoha Guasu es importante. Es el tekoha del pueblo ancestral Mbya guaraní quienes tienen derechos asumidos. Es un sitio de extraordinaria biodiversidad que en el último año sufrió el ataque despiadado de incendios provocados en más del 70% de su área. Sin embargo, a través de hechos y documentaciones se demostró su gran capacidad de regeneración, y su todavía importancia biológica y cultural.
Agrega el documento que es nuestro deber y obligación conservar y restaurar dicha área, pues ya son los últimos bosques del Bosque Atlántico del Alto Paraná en Paraguay, una zona de confluencia de importantes ecosistemas naturales. Por dicho motivo, en este año donde se observan que estas invasiones campesinas se deben a promesas políticas que carecen de sustento, porque no conducirá a un desarrollo sino a más pobreza, llamamos a las autoridades a intervenir el área. No podemos tolerar más destrucción. Necesitamos la intervención de las fuerzas del orden público y del Ministerio Público, así como el Ministerio del Ambiente.
Necesitamos que el INFONA prohíba la extracción de madera y carbón en la zona. No se puede seguir avalando tanta injusticia y tantos hechos ilícitos que arriesgan la vida de nuestros guardaparques y activistas sociales indígenas y conservacionistas en un área de tanta importancia, concluye.