Cargando...
Parte de ese entramado oculto vio la luz luego de que el diario ABC Color y el programa AAM revelaran el cruce de llamadas que sucedieron. El primero reveló parte de las constantes llamadas que realizaron actores civiles y ajenos a la cadena de mando a altos jefes policiales antes, durante y después de los momentos de mayor tensión de la jornada; el segundo amplió las revelaciones y demostró además que las llamadas entre actores políticos iniciaron incluso días antes, a la par de los movimientos que desembocaron en la aprobación de la enmienda.
De acuerdo a los informes periodísticos y a los documentos, el movimiento telefónico inició ya el lunes 27 de marzo. Y uno de los que mantuvo activa comunicación telefónica fue el senador liberal Blas Llano.
Ese lunes, Llano mantuvo comunicación constante con el también senador liberal Fernando Silva Facetti, quien pasó de estar en contra de la enmienda constitucional a ser uno de los que terminó votando a favor en apenas meses. El líder del movimiento interno del PLRA “Equipo Joven”, también conversó en varias oportunidades con otro legislador azul y funcional a la enmienda: Enzo Cardozo.
Poco después, Llano conversó también con los colorados oficialistas Juan Darío Monges y Óscar González Daher. Este último llamó a las 18:23 al legislador liberal desde la residencia presindencial de Mburuvhichá Róga
Lea más: El 31-M, cuando Cartes intentó atropellar la Constitución
Llano volvió a comunicarse en tres ocasiones más con Juan Darío Mónges, quien días más tarde haría las veces de vocero del golpe parlamentairo. La última llamada, siempre de acuerdo a datos y relevaciones del programa AAM, se produjo alrededor de las 23:00.
Ese mismo lunes, temprano en la mañana, José Ortiz Escauriza, gerente de la firma Tabalera del Este SA, cabecera del grupo empresarial de la familia del entonces presidente de la República y denunciada varias veces por vínculos con el contrabando de cigarrillos, se comunicó con el entonces titular de la Cámara de Diputados, Hugo Velázquez y poco después con otro legislador, el también colorado Ramón Romero Roa. Ambos eran en esos días férreos defensores de la legalidad del proyecto de enmienda constitucional.
En la noche, el asesor de Cartes se comunicó con el entonces Comandante de la Policía, el comisario Críspulo Sotelo. Ortiz conversó también en varias ocasiones con el propio presidente de la República, que a su vez llamó varias veces al máximo jefe de la Policía
Ortiz Escauriza no fue el único civil que nada tenía que ver con la cadena de mando que se comunicó en reiteradas oportunidades con el comandante de la Policía. Ese mismo lunes 27 de marzo, la senadora oficialista Lilian Samaniego llamó en reiteradas oportunidades a Crispulo Sotelo entre la tarde y la noche. La última comunicación fue ya alrededor de las 23:00.
Lea más: La quema del Congreso y el asesinato de Rodrigo Quintana
Mientras tanto, en horas de la noche, agentes de la Policía cerraron los portones del estacionamiento del Congreso, accesos que habitualmente permanecen abiertos las 24 horas. Todo luego de las llamadas y mientras opositores y disidentes anunciaban una reunión esa misma noche para tomar acciones sobre lo que se veía venir.
El martes 28 fue un día clave para el devenir de los sucesos. Y como tal, los movimientos tras bambalinas se iniciaron desde temprano. Una de las más activas desde antes de que los rayos del sol pintaran el cielo paraguayo fue la senadora colorada Lilian Samaniego. A las 5:54 ya estaba llamando al comandante de la Policía, Críspulo Sotelo.
Apenas terminó de conversar con Samaniego, el máximo jefe policial comenzó a intensas comunicaciones con varios de sus subalternos, entre los que sobresalían los comisarios Enrique Isasi y Prudencio Burgos, claves horas más tarde.
En medio de las tensiones, Isasi -que no tenía nada que ver con la cobertura policial en el Congreso- apareció horas más tardes en la sala de sesiones del Senado para escoltar al colorado Julio César Velázquez, quien se autoproclamó presidente de la Cámara Alta y llevó adelante lo que disidentes y opositores caratularon de golpe institucional.
Esa misma mañana, José Ortiz Escauriza mantuvo también llamativas comunicaciones. A las 11:07, el gerente de la tabacalera del presidente Cartes, llamó al senador liberal Fernando Silva Facetti. La llamada duró apenas unos segundos, poco antes de que los momentos de tensión en sala de sesiones se iniciaran.
Samaniego mantuvo reiteradas comunicaciones con el comandante Sotelo. A las 12:48, mientras avanzaba el atropello en el Senado, la senadora volvió a llamar al máximo jefe de la Policía. A la par creció la cobertura policial para los 25 senadores que definían el camino a seguir para continuar con el proyecto de enmienda.
Lea más: EE.UU. presionó contra la enmienda de Cartes
El entonces titular del Poder Legislativo, Robert Acevedo, anunció que convocarían al Fiscal General del Estado, Javier Díaz Verón, para presentar denuncias penales contra los 25 “golpistas” por robar atribuciones que no les correspondían. El titular del Ministerio Público nunca hizo caso y a pesar de que se presentó, efectivamente, una denuncia; nunca hubo siquiera un indagado en la causa.
Otro que también llamó a Díaz Verón fue el senador Blas Llano. Pero esa conversación no salió a la luz sino hasta que fue revelado el cruce de llamadas. La comunicación se realizó a las 16:26 de ese 28 de marzo.
Consultado, tras las revelaciones del programa AAM, Llano afirmó en diciembre de 2017 que había llamado para presentar denuncia por supuestas amenazas que recibió esa misma jornada. De las amenazas nunca se había escuchado sino hasta que salió a la luz el cruce de llamadas.
Esa misma tarde, a las 19:46, el asesor político del presidente Cartes, Darío Filártiga, llamó al comandante de la Policía, Críspulo Sotelo. Otro civil más que nada tenía que ver con la cadena de mando que mantenía comunicación constante con el alto mando policial.
El 31 de marzo
El movimiento más intenso de llamadas se registró a lo largo de la jornada del 31 de Marzo. El comandante Sotelo comenzó a comunicarse con sus subalternos a las 05:30.
A las 06:59 apareció el primer civil que nada tenía que ver con la cadena de mando que se comunicó con Sotelo ese día: Arnaldo Franco, secretario privado del presidente Cartes. La llamada duró 64 segundos.
A las 09:30, aparece la primera llamada de la jornada de José Ortiz Escauriza, quien se comunicó con la senadora liberal Zulma Gómez.
En paralelo, Blas Llano realizó sus propios movimientos. A las 12:04, llamó a Robert Acevedo. El entonces presidente del Congreso se había negado a dar entrada siquiera al proyecto de enmienda y denunció que recibió amenazas por ello.
A las 13:00, la senadora Lilian Samaniego volvió a comunicarse con Críspulo Sotelo. La presencia policial en las inmediaciones del Congreso iba en aumento.
Samaniego volvió a llamar a Sotelo a las 14:20, poco antes de que se iniciara la sesión extraordinaria para aprobar la enmienda. Minutos después, a las 14:29 también lo llamó el senador Carlos Núñez, otrora camarada policía suyo y que también formó parte de la sesión a escondidas.
Antes de iniciar la sesión clandestina en la oficina del Frente Guasú, a las 13:24, Blas Llano habló con el senador Cardozo. Una vez aprobada la enmienda, Llano comenzó a llamar a los diputados que responden a su movimiento interno en el PLRA.
Coincidentemente, a esa hora se hablaba de que la enmienda sería tratada esa misma tarde o temprano en la mañana del sábado 1 de abril.
En las inmediaciones del Congreso, la presencia de manifestantes creció luego del escopetazo recibido por el diputado Édgar Acosta. También lo hizo el movimiento de llamadas desde y al teléfono asignado al comandante Sotelo.
Lea más: El atropello parlamentario que desembocó en la enmienda de sangre
Eran las 15:30 y Sotelo se comunicó en dos oportunidades con el Coronel Rubén Piris, jefe del gabinete militar de la Presidencia de la República. También habló con el senador liberal Fernando Silva Facetti, el entonces presidente de la Cámara Baja Hugo Velázquez, el senador colorado Carlos Núñez y hasta inclusive con el asesor Luis Canillas y la operadora llanista Basilisa Vázquez.
Entre las 16:27 y las 16:30, se realizó un incesante intercambio de llamadas entre Críspulo Sotelo y Luis Canillas, asesor de la Entidad Binacional Yacyretá, afiliado al Partido Colorado y amigo personal del presidente de la República. Una vez más, otro civil extraño a la cadena de mando apareciendo en momentos claves. Cuatro llamadas con un promedio de poco más de 20 segundos.
Quince minutos después, asomaron los primeros incidentes y el diputado Édgar Acosta resultó brutalmente herido.
Desde ese instante, el celular de Sotelo fue bombardeado por llamadas. Lilian Samaniego, el coronel Rubén Piris, José Ortiz Escauriza fueron algunos de los que protagonizaron casi una decena de llamadas con el alto jefe policial en menos de diez minutos.
A las 16:54, José Ortiz llamó a Críspulo Sotelo desde la residencia presidencial de Mburuvichá Róga. A esa hora, el presidente Cartes también se encontraba allí.
Pasadas las 17:00, José Ortiz; Arnaldo Franco, secretario privado de Horacio Cartes, y nuevamente Luis Canillas llamaron al comandante. 17 minutos más tarde, fue el propio presidente Cartes el que conversó con Sotelo. También lo llamó el entonces viceministro de Seguridad Interna, Lorenzo Lezcano, a las 17:06.
Las llamadas continuaron, a pesar de que las corridas en las Plazas del Congreso se detuvieron momentáneamente. En medio de las protestas y tensiones, Ortiz tuvo tiempo hasta para hablar en varias ocasiones con el titular de la Sicom, Fabrizio Caligaris.
A las 18:28, mientras los manifestantes intentaban avanzar hacia el Congreso, el presidente Cartes llamó nuevamente a Críspulo Sotelo. El gerente de Tabesa, José Ortiz Escauriza, hizo lo propio a las 18:55.
Aproximadamente cinco minutos después de esa llamada, la Policía retrocedió, permitiendo así el ingreso de los manifestantes al Congreso. Ya con los manifestantes en el interior del Congreso, Sotelo volvió a llamar al presidente Horacio Cartes. Eran las 19:05.
También reaparecieron las llamadas con actores políticos, minutos antes de que iniciara el incendio del Congreso. A las 19:32 y las 19:33, Luis Canillas y Lilian Samaniego volvieron a llamar a Sotelo.
Darío Filártiga, otrora secretario privado del ministro del Interior de la dictadura, volvió a aparecer en escena a las 19:44. Poco después Juan Carlos López Moreira, jefe del gabinete civil de Cartes también llamó a Sotelo y conversaron durante casi un minuto. Apenas segundos después, Filártiga volvía a llamar al comandante.
Minutos después, se desató una brutal represión en las inmediaciones del Congreso.
Lea más: 31M: Proceso judicial del caso
Blas Llano también mantuvo activa conversación a lo largo de esa noche. El elemento presentado por espacios periodísticos terminó echando por suelo la versión original en la que el senador dijo haber estado durmiendo desde temprano y que se enteró lo que ocurrió recién al día siguiente. El liberal conversó en varias oportunidades con otros senadores que habían votado a favor de la enmienda como Fernando Silva Facetti, Blanca Lila Mignarro y Jorge Oviedo Matto. Algunas de estas llamadas se dieron incluso después de que la sede parlamentaria se viera envuelta por las llamas.
A las 22:32 el propio Blas Llano llamó al presidente Horacio Cartes que se encontraba todavía en Mburuvichá Róga. Una hora después, a las 23:31, Llano llamó al senador Carlos Amarilla, quien enseguida denunció amenazas llamando a Radio Ñandutí.
El 31 de marzo se iba terminando y las conversaciones seguían entre Críspulo Sotelo y personas extrañas a la cadena de mando. Los cartistas José Ortiz Escauriza y Luis Canillas, los senadores Enzo Cardozo, Lilian Samaniego y Juan Darío Monges, además el diputado Clemente Barrios hablaron con el alto mando policial de forma insistente.
Terminaba el 31 de marzo y las conversaciones seguían entre Críspulo Sotelo y personas a las que, en teoría, él no respondía jerárquicamente. Cuando parecía haberse apaciguado todo y la masa empezó a dispersarse, paralelamente, las comunicaciones iban y venían.
El cruce de llamadas reveló además que el comisario Tomás Paredes Palma se mantuvo en sede de Investigación de Delitos hasta minutos antes de la medianoche. Cuatro minutos después de que iniciara el nuevo día se registra la primera llamada de Paredes Palma desde las inmediaciones del PLRA.
Apenas siete minutos antes, su jefe inmediato, el comisario Abel Cañete conversó con el comandante Sotelo. Lejos de lo que afirmaron en algún momento, los altos mandos estaban en comunicación constante con quienes se dirigieron a la sede del partido opositor.
Casi en simultáneo a la primera llamada de Paredes Palma desde inmediaciones del PLRA, José Ortiz llamó a Críspulo Sotelo. Eran las 00:04
A las 00:07 del 1 de abril, el presidente Cartes recibió una llamada de Críspulo Sotelo. Instantes después, se perpetró el atropello a la sede del Partido Liberal y el asesinato del joven dirigente de ese partido Rodrigo Quintana.
Es decir, Cartes y su entorno también mantuvieron comunicación constante con el alto mando policial.
Tras el ataque Sotelo habló en reiteradas ocasiones con José Ortiz. La primera llamada se produjo a las 01:13, casualmente minutos después del primer aviso vía frecuencia policial de lo que había ocurrido en el PLRA.
Antes, durante y después del atraco al PLRA que concluyó en la muerte de Rodrigo Quintana, en un lapso de dos horas, entre las 12 de la noche y las 2 de la madrugada del 1 de abril, el comandante Críspulo Sotelo mantuvo un total de 42 conversaciones telefónicas. Una vez, con Paredes Palma, 2 veces con el presidente de la República, Horacio Cartes, 5 llamadas con José Ortíz y 23 con el entonces ministro del Interior Tadeo Rojas . También sostuvo conversación en ese lapso de tiempo con Arnaldo Franco, Juan Roa, Abel Cañete y Elisa Ledesma.
Cartes volvió a hablar con Sotelo a las 01:50:36. Fue una conversación de largos 156 segundos, siempre de acuerdo a documentos y reportes del programa AAM.
Temprano en la mañana, a las 06:19, Cartes volvió a llamar a Sotelo. Fue horas antes de la primera conferencia de prensa de la Policía al respecto de lo ocurrido en la fatídica madrugada, conferencia de prensa en la que comenzaron a tirar las primeras versiones y mentiras oficiales con respecto al atraco.