Cargando...
Contra una cantidad de precariedades como obstáculo, los nativos de la comunidad indígena Naranjito, de Santa Rosa del Aguaray, no se dan por vencidos en el objetivo de brindarles a sus niños educación.
Una educación que quizás no sea la mejor, ni la que quisieran brindarles, pero es la que el abandono en el que viven les permite.
En el lugar donde viven falta todo: desde agua hasta un techo para estudiar dignamente, pasando por falta de docentes y ausencia de atención sanitaria. Pero los nativos apelan a la creatividad y, con sus cánticos y rituales, alegran el corazón de sus niños, mientras les inculcan el estudio, pero, por sobre todo, las ganas de aprender en medio de la adversidad.
Docentes ad honórem
Aun así, en un lejano rincón del país, no pierden la esperanza de ser escuchados. En su pueblo no falta la buena voluntad. Docentes trabajan sin ningún tipo de remuneración a cambio, a la espera de que el Ministerio de Educación y Ciencias les proporcione un rubro.
Los padres de familia tampoco están ausentes en esta campaña por la educación de los niños. Hacen lo posible porque los 53 niños que asisten a la escuela reciban educación.
Aula móvil no sirve
En tanto, el Ministerio Educación envió un aula móvil, pero finalmente no les sirve, ya que el acondicionador de aire que tiene no funciona y el calor en este espacio es extremo.
Es por eso que tuvieron que seguir estudiando debajo de los árboles, en corredores o en aulas precarias que disponen, que se caen a pedazos.
Los nativos advierten que, de no ser escuchados, no tendrán más opción que salir a cerrar rutas para obtener algún tipo de respuesta.