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En parte de los escritos que fueron filtrados a la empresa se revela un conflicto entre una de las niñas y su padre por la pareja de este último, llamada Juliana, una mujer con la que estaba obligada a permanecer por determinados periodos de tiempo, según se lee en las páginas.
Según la versión oficial, estos papeles y fotografías fueron encontrados en el sitio en donde una de las niñas falleció en la zona de Cerro Sarambí, en los límites entre Concepción y Amambay, dentro del distrito de Yby Yaú. Cabe recordar que ambas murieron en dos campamentos distintos separados por un kilómetro de distancia, según lo mencionado por el general Héctor Grau, que forma parte del CODI.
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“Yo quisiera no haber nacido, o tener a una familia completa. No a un papá, mamá, divorciados, una con su nueva vida, yo quiero al menos un papá soltero y que me quiera y si fuera así yo iba a hacer hasta lo imposible porque se mantuviese…”, dice una de las hojas presuntamente redactada por la niña.
En otra se menciona: “Cuando recién llegué me sentía tan bien, pero cuando descubrí que papá tenía una esposa llamada Juliana me sentí mal, alguna vez va a aprender que los hijos son más importantes. Él dice que nos quiere más a nosotros, pero una cosa es decir y otra demostrar. Él siempre le defiende más a Juliana (…) él no sabe que Juliana es mi enemiga y mi misión es derrotarla, yo le quiero a mi papá, pero él no ve eso, yo intento ganarme su amor, pero no, Juliana es más importante que yo”, menciona el manuscrito.
En otras hojas se evidencia que el padre de una de ellas obligaba a su hija a vivir con Juliana por algunas semanas, revelando que la mujer la maltrataba. “Yo necesito que me entiendas, yo porque te quiero te hablo con vos, yo sé que puedo irme porque tengo todo el derecho”, escribió presuntamente una de las niñas fallecidas.
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Estas son algunas de las primeras evidencias que las autoridades dan a conocer en momentos en los que el operativo del miércoles pasado es duramente cuestionado por las circunstancias posteriores, específicamente en cuanto al tratamiento de los cuerpos de ambas niñas. Primeramente, el Gobierno dijo que tenían entre 15 y 17 años, cuando en realidad, tras una inspección forense el pasado sábado, se informó que tenían poco más de 11.
Varias organizaciones exigieron al Estado esclarecer estas muertes, una situación que llevó inclusive a un impasse entre la República Argentina y Paraguay, ya que las fallecidas tenían documentos del país vecino.