La medida, aprobada en abril de 2012 y que entró hoy en vigor, impone una multa máxima de 50 dólares a quienes violen la prohibición de comerciar con agua “sin gas y sin sabor” envasada en botellas de plástico de 1 litro (34 onzas) o más pequeñas.
Su objetivo es ayudar a reducir el número de botellas de plástico en el vertedero local, una idea que impulsó un grupo de activistas locales en una campaña de tres años.
La líder de la campaña es la octogenaria Jean Hill, que en una entrevista con The New York Times en 2010 se comprometió a trabajar sin descanso por esa causa, porque “las compañías de agua embotellada están agotando nuestros acuíferos y después vendiéndonoslos”.
Sin embargo, la medida no convence a todos, y algunos negocios tratan de esquivarla vendiendo botellas de tamaño superior a un litro.
Otros argumentan que no será eficaz, ya que los habitantes de Concord pueden desplazarse a pueblos vecinos para comprar las botellas.
La iniciativa prevé una excepción en caso de que haya una emergencia que afecte a la disponibilidad o la calidad del agua potable a la que tienen acceso los residentes de la ciudad.
En 2010, Estados Unidos generó 31 millones de toneladas de basura de plástico, de acuerdo con los datos oficiales de la Agencia de Protección Medioambiental.