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Un reporte de la entidad Fuel Poverty Advisory Group (FPAG) concluyó que al menos 300.000 nuevas familias están en peligro de sufrir la “pobreza de calefacción”.
El grupo instó al primer ministro británico, David Cameron, a resolver el que consideró es un “creciente problema”.
Los precios del gas y la electricidad en Inglaterra aumentaron un 7% desde el año pasado, que eleva la factura promedio de servicios energéticos a unas 1.247 libras esterlinas (2.019 dólares).
Se considera que una familia sufre de “pobreza de calefacción” cuando más de un 10% de su salario es destinado al calefaccionamiento de su vivienda.
El FPAG, que es financiado por el Ministerio de Energía británico, estima que al menos nueve millones de personas podrían padecer de ese tipo de pobreza para 2016, y agregó que este invierno están en peligro de caer en la “pobreza de calefacción” unas 300.000 personas.
Los grupos de defensa del consumidor quieren que el gobierno utilice el dinero recaudado por el impuesto anual contra la emisión de carbono para resolver el problema, incluyendo más programas para mejor aislamiento en las casas.
A partir del próximo año, las empresas proveedoras de energía serán obligadas a reducir el número de servicios y tarifas que ofrecen en el país, y darle a los usuarios la posibilidad de abaratar sus costos.
El grupo consejero afirmó que el gobierno debería crear un nuevo organismo para erradicar la pobreza de calefacción en el país y obligar a los municipios locales a dar ayuda a las familias más necesitadas.
También indicó que es urgente que se lleve a cabo una evaluación sobre el impacto que están teniendo los recortes presupuestarios en la pobreza de calefacción.
“Con un invierno muy frío, las reformas al Estado de Bienestar, la baja de salarios, las medidas de austeridad, y el aumento de los costos para una familia, el pedido de los pobres de la calefacción nunca antes había sido tan serio”, declaró Derek Lickorish, presidenta del FPAG.
“Millones están viviendo en la miseria debido a los altos precios por los servicios energéticos como el gas y la electricidad. Al gobierno se le está acabando el tiempo para que implemente medidas que lleven a la creación de casas mejor aisladas de familias de bajos recursos”, agregó.
Por otra parte, la crisis económica también está afectando a aquellos jóvenes con el sueño de la casa propia.
Según informó hoy la Asociación de Sociedades Constructoras (BSA), uno de cada cuatro británicos que tiene intención de comprar su primer vivienda cree que le llevará al menos diez años ahorrar para el depósito de una casa. La entidad indicó que continúa el pesimismo general en el mercado inmobiliario del país.
Las conclusiones de la BSA se contradicen con aquellas del Consejo de Prestamistas Hipotecarios, que la semana pasada predijo un año más positivo para el mercado inmobiliario.
De acuerdo a la BSA, una en cinco personas que quieren comprar su primera vivienda temen tener que seguir alquilando o viviendo con sus padres hasta al menos 2022.
Destacó que antes de la crisis financiera de 2008, el 88% de los potenciales compradores de casa tenían posibilidad de ahorrar suficiente para conseguir en cinco años pagar el depósito de una hipoteca, pero agregó que hacia el final de 2012, sólo el 62% podía alcanzar esa meta.
Un 59% de los consultados dijo que ahorrar para un depósito inmobiliario es la principal barrera para comprar una casa, comparado con el 62% en septiembre, y el 64% en diciembre de 2011.