Sandra lleva más de veinte años cautiva en el zoo de Buenos Aires, sola y en un estado permanente de estrés, denunció el presidente de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada), Pablo Buompadre.
Para Buompadre, Sandra, como el resto de grandes primates —bonobos, gorilas, chimpancés y orangutanes- se incluye en la categoría de “personas no humanas”, por lo que Afada ha presentado ante la Justicia un “hábeas corpus” pidiendo su puesta en libertad.
Hasta ahora, Afada no ha logrado que la Justicia argentina apoye su teoría porque considera que Sandra es un orangután y no una persona, pero sí ha conseguido que ordene una investigación para comprobar si se incumple la ley de protección de animales en el zoo.
Buompadre, que no comparte de la opinión de los juces, se preguntó “¿qué abarca el concepto de persona?”, convencido de que los orangutanes tienen una gran similitud con los seres humanos: “somos prácticamente primos”.
En el zoológico de Buenos Aires, Sandra “no tiene ningún tipo de enriquecimiento ambiental a su alrededor ni cuenta con ningún animal de su especie con el que compartir su tiempo”, lamentó.
A su juicio, Sandra es una prueba más de la “esclavitud” que sufren distintas especies animales en este tipo de parques temáticos, donde se exhiben como “colecciones” únicamente “con fines comerciales”. Además, este tipo de situaciones “injustas y arbitrarias” no deberían permitirse, especialmente cuando se trata de una especie que está en la “lista roja” de animales en peligro de extinción, insistió Buompadre.
Sandra es la protagonista de la última polémica que salpica al zoo de la capital argentina, blanco de denuncias y críticas de grupos animalistas por casos como el del oso polar Winner, que falleció en sus instalaciones en la nochebuena de 2012 por hipertermia y estrés.