Minimizar las fuentes de consumo energético y evitar la degradación medioambiental será crítico para garantizar su viabilidad, aseguran los servicios de inteligencia de EE.UU. en su informe “Tendencias globales 2030: Mundos alternativos”, presentado esta semana por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.
Algunas de estas ciudades se construirán partiendo de cero, lo que permitirá una flexibilidad en el diseño de infraestructuras que podría llevar de la mano la introducción de nuevas tecnologías en el ambiente urbano.
No obstante, esas tecnologías podrían convertirse en “pesadillas” si no se introducen con eficacia en la vida de ciudadanos, que contarán cada vez más con la ayuda de robots tanto en el ámbito doméstico como en el profesional, poniendo en riesgo, por otra parte, millones de empleos en la industria.
“No pretendemos predecir el futuro -una hazaña imposible- pero queremos dar un marco de lo que pensamos pueden ser potenciales situaciones, sus implicaciones y las oportunidades que presentan”, indica el informe, que proyecta cómo podría ser el mundo, para estar preparado ante lo mejor y lo peor.
En ese futuro impredecible, la realidad tecnológica se acerca cada vez más a películas como “Blade Runer” (1982) y vuelve a descubrir la visionaria idea del “Gran Hermano” de la obra “1984” de George Orwell y su ficticio estado de vigilancia absoluta.
En los próximos 20 años se espera que el procesamiento y el almacenamiento de datos sea “casi libre” y las redes y la nube permitan a los usuarios tener “acceso global” a los contenidos digitales.
En este contexto, los medios sociales y la seguridad cibernética serán uno de los grandes nuevos mercados, al tiempo que los Gobiernos y las sociedades tendrán que “encontrar la manera de aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías y hacer frente a las nuevas amenazas que estas presentan”.
“El miedo al crecimiento de un estado de vigilancia orwelliana puede conducir a los ciudadanos, sobre todo en el mundo desarrollado, para presionar a sus gobiernos para restringir o desmantelar los grandes sistemas de datos”, advierten.
Los robots (actualmente ya operan en el mundo 1,2 millones tanto en el ámbito civil como militar) realizarán trabajos físicos similares a los humanos para los que estarán programados y podrán operar de manera autónoma o teledirigida.
Cada vez serán más habituales los androides que aspiren la casa y corten el césped de manera autónoma; que distribuyan las medicinas en un hospital y hagan labores de mantenimiento, y operen en el campo de batalla.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. cree que todavía falta tiempo para implantar “habilidades cognitivas” a los androides. Aun así, el informe adelanta que en 2030 algunos de esos robots “podrían eliminar por completo la necesidad de mano de obra humana en algunos ámbitos de manufactura”.
El avance en la robótica libraría a la fuerza laboral de algunas tareas tediosas pero podría causar también una gran bolsa de desempleo, alerta el estudio.
Mientras tanto, la demanda de agua, alimentos y fuentes de energía aumentarán por el aumento de la población mundial y se prevén “presiones” en caso de que haya escasez, sobre todo en África y Oriente Próximo, que podrían agravarse debido al cambio climático.
La tecnología será fundamental para paliar esa amenaza a través de la modificación genética de semillas, técnicas de irrigación, energía solar, extracción de gas y nuevos combustibles. Los avances en este frente serán claves también en la mejora de la salud humana.
La esperanza de vida aumentará y los sistemas de salud mejorarán en los países ahora en desarrollo, un panorama alentador que sólo se podrá comprobar con el paso del tiempo.