Los investigadores, notando que el bambú, como la hierba contiene muy poco azúcar, se preguntaron si los pandas al igual que los gatos -sus primos lejanos- no habían perdido el gusto por el azúcar.
Para sus estudios, cuyos resultados fueron publicados en internet el miércoles en la revista estadounidense PLOS ONE, los científicos hicieron pruebas con ocho pandas de tres a 22 años de edad en el Centro Shaanxi de China, durante seis meses.
Los investigadores presentaron a los pandas recipientes con agua y otros con una solución de agua con seis azúcares naturales: fructuosa, galactosa, glucosa, lactosa, maltosa y sacarosa. Todos los pandas prefirieron las soluciones azucaradas en lugar del agua pura, particularmente con fructuosa y sacarosa, bebiendo ávidamente el litro que contenían los tazones.
“Los pandas adoran el azúcar”, comentó Danielle Reed, una genetista del comportamiento en el Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, principal autora del trabajo.
Datos del ADN de los pandas confirmaron por otra parte que estos animales poseen receptores funcionales para sabores azucarados, que les permiten detectar y reaccionar a los azúcares.
Otros tests probaron, por el contrario, que los pandas son insensibles a cinco edulcorantes artificiales.
“Estos resultados podrían tener importantes implicaciones para la preservación de esta especie en peligro de extinción por la destrucción continua de su hábitat natural”, estimó Peihua Jiang, biólogo molecular del centro Monell.