La pintura hace rebotar la orina, informó hoy la cadena pública neerlandesa NOS.
“La gente que va borracha o que simplemente es vaga (para buscar un baño) no se da cuenta de lo desagradable que es orinar contra una pared ajena”, declaró Eduard Annen, consejero de Meppel, que lleva a cabo una campaña en contra de orinar en público por la ciudad.
El uso de pintura que refracta la orina en esta iglesia es una medida que se ha tomado para intentar evitar que esta sustancia penetre y dañe los ladrillos originales de su fachada, así como los malos olores que causa.
En cualquier caso, Annen indicó que esta pintura “es una solución” pero no “la solución”. En cualquier caso, si una persona es “cazada” orinando en la calle en Holanda puede recibir una multa de 130 euros, según el portal de información DutchNews.
NOS señala que pinturas similares, que proyectan la orina de vuelta contra sus legítimos dueños, se utilizan ya en ciudades como San Francisco (EEUU), Hamburgo (Alemania) o San Sebastián (España) “con buenos resultados”.
La pintura “PeeBack”, desarrollada a lo largo de 18 meses por la empresa holandesa Orange Nano, permite hacer salpicar la orina gracias a una mezcla de dióxido de silicio y pequeñas partículas de vidrio y arena entre sus componentes.
En cambio, la pintura no es barata: para que una iglesia como la de Meppel pueda quedar libre de orina en todas sus fachadas sería necesario invertir entre 1.000 y 5.000 euros -en función de la porosidad de los ladrillos-, ya que el litro cuesta 30 euros.
Según dijo la compañía a NOS, otros municipios holandeses han declarado su interés por el invento así como un club de la Liga de fútbol profesional neerlandesa, que querría proteger la parte inferior de las fachadas de su estadio contra el orín de los aficionados.