Con ligereza, habilidad, intrepidez y buen humor, el escalador francés solo consumió unos 30 minutos para llegar a su meta, la subida de 22 pisos equivalentes a unos 70 metros de altura de la instalación hotelera.
Vestido con malla negra, camiseta blanca y zapatillas deportivas, Alain Robert, de 50 años, de pequeña estatura y unos 50 kilos de peso, se deslizó de un balcón a otro desde el cuarto piso, con breves paradas para disfrutar de los aplausos y gritos de los curiosos que siguieron su ascenso hasta el balcón 26.
A sus pies, centenares de personas de todas las edades se congregaron en las calles aledañas en las que se paralizó el tráfico de vehículos para presenciar el temerario acto, y desde una terraza del hotel, decenas de cámaras de la prensa y curiosos tomaron las imágenes.
“Impresionante, espectacular, gran acontecimiento, una heroicidad, hazaña, algo emocionante, un reto físico”, son algunos de los calificativos que provocó el acto que protagonizó el “Spiderman” francés al mediodía de este lunes de transeúntes, turistas y empleados de la instalación turística enclavada en una de las zonas más céntricas y populosas de La Habana.
“Traté de complacer a las personas que me observaban y que ese público quedara satisfecho de mi escalada”, declaró a periodistas después de un brindis con champaña por el logro de su objetivo que consideró “no fue muy complicado”.
“El público que estaba abajo me daba coraje y me animaba”, apuntó y resaltó en particular a los niños que le gritaban desde una escuela cercana.
Explicó que su elección del “Habana Libre” está justificada porque es un “símbolo” de Cuba, “fue muy visitado por el líder cubano Fidel Castro,” un hombre que ganó la Revolución en 1959, a quien conocen muchas personas en el mundo“.
También evocó sus sueños de la niñez de convertirse en ”un gran escalador“, lo que logró hace 39 años y aseguró que ha sido fiel al camino que se trazó en la vida.
Entre las cualidades para ser bueno en esta arriesgada práctica, Robert cree que hay ”ser ligero, flexible y estar muy motivado“.
”Está loco, arrebatado“, exclamó Aida González, una empleada del hotel sorprendida por lo insólito del acto, según dijo. Guillermo Martínez, un joven estudiante de 14 años, dijo que le pareció un reto muy grande que requiere de un entrenamiento y unas condiciones físicas.
Pero para este equilibrista francés, que lleva en su cuerpo la huella de fracturas producto de al menos siete caídas, este ha sido uno de los más pequeños edificios que ha escalado desde que comenzó sus elevadas aventuras a los 11 años de edad.
Recordó que ha trepado por las paredes de más de 120 rascacielos, entre ellos, el Burj Khalifa, en Emiratos Árabes, a 828 metros de altura, el Taipéi 101, de Taiwán, elevado a 508 metros, las Torres Petronas de Kuala Lumpur (Malasia), de 452 metros, el Empire State, de Estados Unidos, de 381 metros, el Complejo Parque Central de Caracas, Venezuela, de 224 metros, y por dos veces la Torre Eiffel.
De sus próximos proyectos en 2013, adelantó que están en Londres, Polonia y París porque el ”Hombre Araña“ dice que quiere mantenerse escalando mientras se sienta saludable, y que no ha renunciado a ”ninguna“ altura pues para él esta “es una forma de vida”.