Se cumplen 45 años desde que la orca fue capturada en las costas del estado de Washington (EE.UU.).
Los manifestantes, integrantes de la organización Personas a favor del Trato Ético a los Animales (PETA) y del grupo local Red de Activismo Animal, solicitaron que la orca sea trasladada a un “santuario de la costa”, donde pueda nadar libremente y reunirse con otros miembros de su manada que aún se mantienen con vida.
Jared Goodman, directivo de la Fundación PETA, pidió previamente, “en nombre de la decencia y la bondad común”, que terminen estas “décadas de cautiverio y aislamiento en las que ha vivido Lolita lejos de su especie”.
“Es una tortura a largo plazo”, señaló al periódico Miami Herald Marian Prio, una activista que en medio de la calurosa jornada aceptó la tarea de meterse en un disfraz de orca y demandar la libertad de una de las principales atracciones de este parque acuático en Miami.
A lo largo de la jornada, los activistas se dirigieron en más de una ocasión a los visitantes del recinto para intentar persuadirles de que dieran marcha atrás y no pagarán su billete de entrada.
El parque temático mantiene un pulso con los activistas locales, en especial luego de que Lolita fuera incluida a comienzos de este año en una lista federal de animales protegidos en el marco de la Ley de Especies en Peligro (ESA) de Estados Unidos.
En medio de esa lucha, el pasado 20 de julio una coalición de organizaciones ambientalistas presentó una demanda contra el Seaquarium de Miami al considerar que las condiciones de cautiverio de la popular orca “violan” dicha normativa.
Días atrás, el alcalde de la ciudad estadounidense de Miami Beach, Philip Levine, respaldó la campaña de PETA al afirmar que “este animal protegido debe ser liberado tan pronto sea posible de las abominables condiciones en el Seaquarium y trasladado a un santuario en su casa en el océano”.
“Miami debería ser conocida como la hermosa, moderna ciudad que es, no como el hogar del tanque para orcas más pequeño de Norteamérica”, agregó Levine, a cuyo reclamo se sumaron también otras personalidades locales como el empresario Jorge Pérez, fundador del Pérez Art Museum Miami (PAMM).
Con 20 pies de largo (6 metros), Lolita fue capturada en 1970 en la región de Puget Sound, en el estado de Washington junto a otras ballenas que luego fueron vendidas a empresas dedicadas a las atracciones marinas en Estados Unidos, entre ellas el Parque Acuático de Miami.
A su llegada al parque de atracciones, Lolita, cuyo nombre original es Tokitae, se unió a Hugo, otra orca que residía en ese mismo estanque y que falleció tras embestir su cabeza repetidamente contra las paredes del embalse en 1980. Desde entonces, Lolita no ha estado en comunicación con otros ejemplares de su especie.