Así informó hoy la radiotelevisión pública ORF.
El hombre, de 47 años, ha sido denunciado por perturbar la paz de los difuntos, después de que la Policía descubriera en su domicilio los restos humanos, que había sacado del camposanto de una parroquia, según informó la Policía de Burgenland.
La intervención policial se produjo al haber intentado vender tres cráneos y dos fémures en un rastrillo local.
Las autoridades devolverán ahora los huesos a sus sepulturas y continuarán la investigación de cómo y por qué se hizo con los restos humanos y los exponía en su domicilio.