Viajar en automóvil con animales

Al volante del descapotable va la dueña y, junto a ella, en el asiento del copiloto, va su perro. La escena no es tan infrecuente en las calles de determinadas ciudades en verano. Y la hemos visto más de una vez en revistas y en anuncios publicitarios.

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Sin embargo, esta imagen no da buen ejemplo. "Quien viaje con mascotas debe respetar determinadas reglas en interés propio y del animal", dice Hans-Georg Marmit, experto en seguridad.

Y es que, por muy cómodo que sea para el perro ir en el asiento del copiloto o para el gato ir tumbado en el asiento de atrás, lo cierto es que las dos situaciones pueden entrañar un gran riesgo.

"El animal puede saltar de repente sobre el conductor o distraerlo de otra manera", advierte Marmit. "Y a 130 kilómetros por hora en la autopista, la consecuencia puede ser fatal".

Así como existen normas para la seguridad de los niños en un automóvil, por lo general no las hay para los animales. "Pero no por ello los conductores pueden hacer lo que quieran", indica el experto.

Estrictamente hablando, perros y gatos entran en la categoría de "carga" y deben ser transportados por ello como maletas o cajas, explica. "La carga debe estar siempre asegurada de forma que no pueda suponer un peligro para nadie, y no solo en un camión, sino también en un automóvil utilitario", añade. Quien no lo respete, puede por lo general ser multado.

La importancia de asegurar a los animales se ve claramente cuando hay que pisar el freno en una situación de peligro. Por efecto de la gravedad, un perro puede alcanzar el equivalente al peso de un elefante en el impacto, advierte la asociación automovilística alemana ADAC.

El impacto de choque de un perro de 20 kilos a 50 kilómetros por hora es equivalente a más de media tonelada y debe ser asegurado en el automóvil consecuentemente.

Para animales más pequeños, el club del automóvil recomienda transportines, que no obstante no deben ser simplemente colocados sobre el asiento trasero. Para garantizar la seguridad deben ir sobre el suelo en la parte delantera del asiento posterior.

"A los animales grandes hay que llevarlos en el maletero", señala ADAC. Hay transportines grandes para ponerlos allí, retirando la tapa habitual y colocando un enrejado protector que separa el maletero de la parte del automóvil en la que se encuentran los asientos.

Hay incluso fabricantes de automóviles que ofrecen distintas posibilidades hechas a medida en determinados modelos.

En el transporte privado de animales, además de la seguridad, es importante la limpieza. "Los olores y los pelos pueden quedarse en el automóvil", apunta Marmit. "Y esto es poco higiénico, además de incómodo para quienes puedan viajar después en el automóvil y además, es algo que luego dificulta una hipotética venta del automóvil".

Para evitarlo, existen mantas especiales que se pueden ajustar a los asientos y protegen de suciedades. "Y más allá de ello, hay que limpiar con regularidad el automóvil", añade.

Contra los pelos hay cepillos y aspiradoras y contra los olores existen tratamientos especiales con ozono.

Al margen de todas las medidas de seguridad e higiene, hay que pensar también en que los animales deben sentirse bien, sobre todo si se va a viajar con frecuencia con ellos.

A la hora de elegir un automóvil, se debe buscar en esos casos modelos en los que la parte trasera no se caliente rápidamente si vamos a llevar en el maletero a un perro, así como modelos con ventanillas laterales que permitan ventilar sin que haya corrientes de aire.

El aire acondicionado debería además tener la opción de regular la humedad interior.

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