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Por eso, para trabajar con animales hay que tener nervios de acero y estar en forma físicamente, según detallan los expertos.
Quien vaya a trabajar al aire libre, por ejemplo con caballos o con animales de pasto, y no pueda sobrellevar los malos olores, por ejemplo, debería buscarse otra ocupación.
La resistencia psicológica es también importante cuando se trata de trabajar con animales, ya se trate de un cuidador o de un veterinario.
Este último, por ejemplo, tendrá que enfrentarse a situaciones difíciles de llevar para muchas personas, como por ejemplo cuando hay que sacrificar a un animal enfermo.