Los perros también muestran sus celos

Uno se siente dejado de lado, el otro tratado injustamente. Los celos pueden lastrar hasta un punto de no retorno una relación entre dos personas. "Menos mal que con mi perro no tengo estos problemas", pueden pensar algunos, y se equivocan completamente.

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Los animales también puede reaccionar de manera negativa cuando su dueño presta más atención a otros. ¿Pero son comparables los celos animales con los de las personas?

Los expertos están seguros de que también los animales de compañía son celosos.

"Pero no en la misma forma en la que las personas", dice Henriette Mackensen, de la Academia para la Protección Animal de Neubiberg, una ciudad cerca de Múnich. "En su caso se trata de asegurar sus recursos, ya sea la comida o el rango en la familia", explica.

Los perros son propensos a ellos, pero también otros animales muestran pautas similares.

"Afectan a todos los que viven en grupos sociales, como por ejemplo los periquitos, los papagayos y los conejos", indica Mackensen.

Los celos se desencadenan por miedo a la pérdida, explica Magdalena Scherk, de la Organización por los Derechos de los Animales, en la ciudad alemana de Gerlingen, cerca de Stuttgart.

"En el caso de los perros surgen por una tercera parte, ya sea una persona u otro animal", apunta la experta.

Así, por ejemplo, hay quien trata al perro como sustituto de un hijo. Y cuando llega otro animal o un bebé, el perro ve amenazada su posición y quiere defenderla.

"Si los perros están celosos, muchas veces muestran comportamientos insistentes", señala. Y los dueños se ven por ejemplo en situaciones en las que la pareja es molestada continuamente con intención por parte del perro.

"Se siente dejado de lado", explica el sentido de ese comportamiento Magalena Scherk.

Estas no son sin embargo las peores expresiones de celos animales, añade Katrin Umlauf, de la Liga Alemana de Protección de los Animales.

"En el peor caso puede ocurrir que haya un comportamiento agresivo y que rompan algo o ladren a la persona o el animal del que están celosos", dice la veterinaria.

Los gatos, por su parte, muestran los celos volviéndose descuidados y sucios.

Muchas veces los dueños no saben cómo actuar ante situaciones semejantes. "Es importante ir al origen de este comportamiento", aconseja Henriette Mackensen. "¿Ha cambiado algo en el estilo de vida que haya podido desencadenar el problema?", señala.

Hay ocasiones en las que los dueños están de repente tensos por el trabajo y no pueden dedicar al animal el mismo tiempo. Los paseos se hacen más cortos, las muestras de cariño y las caricias disminuyen y ellos lo notan enseguida.

Mackensen aconseja dedicar más atención al animal en esos momentos. "Si vuelve a ser de nuevo el centro de atención con frecuencia, los celos se pasan rápido", señala.

Si llega a la familia un nuevo perro, el anterior debe recibir primero su comida. "Así se mantiene el orden jerárquico", explica.

Y hay que recordar una regla de oro: ignorar el mal comportamiento cuando muestra los celos y alabar el correcto.

"Si los celos del animal se mantienen y son excesivos, lo mejor es buscar ayuda profesional. Esto hay que tenerlo especialmente en cuenta cuando se dirijan contra miembros de la familia", apunta Magdalena Scherk.

Muchas veces los dueños saben con antelación cuándo va a cambiar algo en la familia y pueden reaccionar a ello, dice Henriette Mackensen.

"Cuando va a llegar un bebe, hay que pensar lo antes posible en el primer encuentro del perro con él", advierte. Y habrá que evitar, por ejemplo, que la cuna esté en el lugar que el perro usa para dormir, porque eso lo desplazaría a él del sitio.

"Hay momentos de celo que pueden evitarse con antelación", asegura Magdalena Scherk. Al fin y al cabo, ningún animal nace con celos, sino que son los dueños los que se los provocan.

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