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"Los pájaros son animales que huyen por naturaleza", explica Sandra Giltner, de la Asociación de Protección Alemana en Bonn. "Intentan escapar cuando tienen miedo".
El criador de aves Dieter Wirges, completa esa afirmación. "No son animales para hacer arrumacos, es difícil hacer que pierdan los reparos", afirma.
Los pájaros mantienen su naturaleza esquiva por lo general durante toda la vida. Acostumbrar a las aves a las personas no resulta por ello fácil.
Germán Alonso, maestro en el cuidado de pájaros de Weltvogelpark, un parque de aves en la ciudad alemana de Walsrode, lo sabe bien. "Cuando uno tienen un pájaro desde pequeño, el proceso es mucho más fácil", dice. "Y es que, cuanto mayor es un ave, mayor es el riesgo de que haya tenido malas experiencias con personas".
No obstante, depende también del tipo de pájaro que se pueda amaestrar a un ave y hasta qué punto.
"Las aves como los periquitos o los papagayos necesitan estar en sociedad", dice Wirges. Por eso es más fácil acostumbrarlas a las personas. "Antes de hacerse con un pájaro, es preciso informarse de su carácter", aconseja.
Es también importante la forma en la que el pájaro ha crecido con su cuidador. "Hay dos posibilidades", dice Alonso.
"Si el ave ha sido criado por sus padres, no conoce tan bien a las personas, sino que mantiene una distancia natural hacia ellas". Si por el contrario han sido criados a mano por personas, los animales estarán acostumbrados a ellas y serán menos esquivos.
La Asociación Protectora de Animales de Alemania rechaza la cría de aves que se hace por esa razón.
"La cría a mano debe responder solo a razones médicas; por ejemplo, que la madre haya muerto. Si no, por lo general la rechazamos", indica Sandra Giltner.
"De esta forma se crea un apego de las aves a las personas que es artificial y solo con el propósito de amansarlos", añade. A estos pájaros les será por lo general difícil vivir en las condiciones naturales en las que deberían.
Quien haya adoptado un ave en un albergue o la tenga de un criador debe prestar atención a determinadas cosas una vez llegue a casa con el pájaro.
"Cuando llegan a un entorno nuevo, por lo general están nerviosos y retraídos", indica Alonso. Aconseja por eso dejarlos tranquilos los primeros días y no hablarles alto ni con nervios. "El pájaro se irá adaptando", explica.
El lugar de la jaula ha de ser pensado bien. "Las aves viven por lo general en árboles, por eso la jaula no debe estar en el suelo, sino elevada. Lo mejor es que esté a la altura de nuestra cara", indica Alonso.
Wirges, el criador, añade: "La jaula debe estar de tal forma que el pájaro vea varias habitaciones desde ella", dice. Así tiene un cierto área controlada con su mirada y no le aparece alguien por sorpresa a su lado, asustándolo.
El tiempo que se tarda en amansar a un pájaro es distinto según el caso. "Algunos animales son confiados ya después de una semana, con otros se tardan años", dice Wirges.
Alonso, por su parte, recomienda ir poco a poco. "Quien el primer día meta ya la mano en la jaula del animal, lo único que hará será aterrarlo", dice.
Lo mejor es ir paso a paso. "Se puede preguntar al criador qué comida le gusta más al animal o averiguarlo uno mismo", indica Alonso.
A la mayoría de las aves les gustan más que otros algunos de los componentes de las mezclas de comida que venden para pájaros. "Se puede toma lo que le guste más y ofrecérselas con la mano según se vaya acostumbrando", añade el experto.
Primero, a través de los barrotes. Tras un tiempo se podrá ya abrir la puerta de la jaula y poner la mano delante. "En algún momento, el pájaro habrá ganado tanta seguridad y confianza que saldrá y, por sí mismo, se irá directo a la mano".