El destete —el proceso por el que los cachorros pasan de la leche materna a la alimentación sólida— es una etapa clave en el desarrollo canino. Hecho a destiempo o de forma brusca, puede comprometer la salud del cachorro y de la madre; realizado con planificación y cuidado, favorece un crecimiento equilibrado, una mejor adaptación social y evita problemas digestivos y conductuales.
¿Cuándo empezar el destete?

La mayoría de veterinarios coinciden en que el destete debe iniciarse de forma gradual a partir de las 3 o 4 semanas de vida del cachorro, cuando ya puede ver, moverse con mayor coordinación y comenzar a lamer alimentos semisólidos. El proceso suele completarse entre las 7 y 8 semanas.
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Adelantarlo suele implicar riesgos nutricionales y de salud digestiva; retrasarlo demasiado puede dificultar la transición y aumentar el estrés para la madre, además de elevar el riesgo de problemas mamarios por la producción de leche sostenida.
Una transición gradual, la clave

El destete no es un “día D”, sino un periodo progresivo de 3 a 5 semanas. Un enfoque recomendado:
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- Semana 3-4: ofrecer papillas semilíquidas 2-3 veces al día sin retirar a la madre. La lactancia sigue siendo la principal fuente de nutrientes.
- Semana 4-5: aumentar a 3-4 tomas de papilla más espesa. Reducir poco a poco la frecuencia de las tomas con la madre, respetando su comportamiento natural de ir marcando límites.
- Semana 6-7: transición a alimento sólido para cachorros (tamaño y textura adecuados), humedecido si es necesario. La lactancia debe ser ya ocasional.
- Semana 7-8: completar el destete. Los cachorros deben comer por sí mismos, con agua fresca disponible en todo momento.
La regla práctica es avanzar cuando la camada come con interés, mantiene el peso y no presenta diarreas o vómitos. Si aparecen síntomas digestivos, retroceder un paso y consultar.
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Qué ofrecer y cómo prepararlo
- Elección del alimento: utilizar dietas formuladas para cachorros (comerciales completas) acorde al tamaño de la raza. Aportan energía, proteína y minerales en proporciones específicas para crecimiento.
- Papilla inicial: mezclar croquetas para cachorro con agua tibia o sustituto lácteo específico para cachorros hasta lograr consistencia de puré. Evitar leche de vaca, que puede causar diarrea.
- Higiene: preparar raciones frescas, retirar sobrantes a los 20-30 minutos y limpiar cuencos para prevenir infecciones.
- Frecuencia y cantidades: varias comidas pequeñas al día. Ajustar según apetito y curva de peso; los cachorros deben ganar peso de forma constante.
El papel de la madre

La madre guía el destete de manera natural, acortando tomas y alejándose de la camada. Para cuidarla:
- Reducir gradualmente su ingesta calórica a partir del inicio del destete para que disminuya la producción de leche, siempre bajo orientación veterinaria.
- Vigilar las mamas: calor, dolor, enrojecimiento o bultos pueden indicar mastitis.
- Facilitar espacios de descanso lejos de los cachorros, sin aislarla por completo.
Salud y socialización
El destete coincide con ventanas sensibles de aprendizaje. Mantener a los cachorros con su madre y hermanos hasta, al menos, las 8 semanas favorece la inhibición de la mordida, la tolerancia a la frustración y la comunicación canina. Separarlos antes aumenta el riesgo de problemas conductuales.

En paralelo, es buen momento para:
- Seguimiento del peso: controles frecuentes para detectar rezagados.
- Desparasitación interna según pauta veterinaria del criador o refugio.
- Primera visita clínica y planificación de vacunación, que suele iniciar alrededor de las 6-8 semanas, según el contexto sanitario local.
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Señales de alerta

Requieren consulta veterinaria:
- Diarrea persistente, vómitos o apatía.
- Pérdida de peso o incapacidad para comer por sí mismos hacia la semana 6.
- Tos, secreción nasal u ocular, fiebre.
- Signos de dolor o inflamación mamaria en la madre.
Planificar, observar y ajustar son los pilares de un destete saludable. El acompañamiento veterinario ayuda a personalizar el proceso según la camada, la madre y el entorno.