Dos de las razas más reconocibles del mundo canino comparten origen en China y una identidad inconfundible: el Shar Pei y el Chow Chow. Sus pliegues, sus lenguas de tonos azulados y su porte solemne seducen a primera vista, pero su popularidad contrasta con un dato clave: son perros que requieren propietarios informados, tiempo, presupuesto y constancia.

Compararlos ayuda a entender qué los hace especiales y por qué su cuidado no es negociable.
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Orígenes que marcan carácter
El Shar Pei surgió como perro de trabajo y guarda en zonas rurales del sur de China. Su piel suelta y labios gruesos no son caprichos estéticos: originalmente le ofrecían cierta protección frente a mordidas.

Tras estar al borde de la extinción a mediados del siglo XX, la raza resurgió fuera de China y se seleccionó con un fenotipo muy marcado, lo que hoy obliga a extremar la vigilancia en salud.
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El Chow Chow, por su parte, es una de las razas más antiguas documentadas. Nacido como perro polivalente —de tiro ligero, guardia y compañía—, se distingue por su melena leonina y una lengua de pigmentación azul-negra. Su independencia y un punto de reserva con extraños responden a esa herencia de guardián.
Morfología y temperamento: semejanzas y diferencias
A primera vista, ambos pueden parecer robustos y compactos, pero hay matices. El Shar Pei moderno exhibe arrugas más marcadas, especialmente en cachorros, y un manto corto y áspero (denominado “horse coat” en estándares internacionales).

El Chow Chow presenta un pelaje denso, ya sea liso o áspero, y su silueta cuadrada destaca por el collarín abundante alrededor del cuello.
En temperamento, los dos comparten independencia y pueden mostrarse distantes. El Shar Pei tiende a ser leal y territorial, con una sensibilidad notable a su núcleo familiar.

El Chow Chow es más contemplativo y puede resultar testarudo; su forma de relacionarse se asemeja a la de un gato: afecto selectivo, poca efusividad y necesidad de respeto a su espacio. En ambos casos, la socialización temprana y el manejo positivo son determinantes para evitar conductas reactivas.
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Salud: predisposiciones que exigen prevención
La selección por rasgos físicos llamativos ha incrementado ciertos riesgos de salud.
- En Shar Pei, son habituales los problemas dermatológicos relacionados con pliegues (dermatitis, piodermas) y la fiebre del Shar Pei, un síndrome autoinflamatorio que puede derivar en amiloidosis renal. Su conformación palpebral favorece entropión —párpados que se enrollan hacia el ojo—, que puede requerir cirugía. También pueden presentar otitis recurrentes por estrechez de los canales auditivos.
- En Chow Chow, el pelaje denso y la piel compacta predisponen a puntos calientes y seborrea si no se realizan cepillados sistemáticos. Es relativamente frecuente el entropión y, por su estructura, la displasia de cadera y problemas de ligamento cruzado. El calor les afecta con facilidad, por lo que la termorregulación en verano es prioritaria.
En ambas razas, los criadores responsables realizan pruebas de salud y los veterinarios recomiendan controles oftalmológicos, dermatológicos y ortopédicos periódicos. Una dieta equilibrada, control de peso y ejercicio moderado disminuyen la carga sobre articulaciones y piel.
Mantenimiento del pelaje y de la piel: más que estética
El Shar Pei no requiere un cepillado tan intensivo, pero sí una rutina de higiene cuidadosa: secado minucioso tras baños o lluvia, limpieza de pliegues sin exceso de productos irritantes y vigilancia de enrojecimientos u olor. Los baños frecuentes no son ideales; mejor espaciados y con champús suaves.

El Chow Chow precisa cepillados profundos varias veces por semana —diarios en época de muda— para evitar nudos, acumulación de pelo muerto y humedad en la base del manto.
Un soplado profesional puede ser útil en mudas. En ambos casos, el manejo temprano del cepillo y las sesiones cortas con refuerzo positivo evitan estrés.
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Adiestramiento y vida cotidiana: límites claros, trato justo
No son razas “para principiantes” si el propietario busca obediencia inmediata o alta sociabilidad canina.
Responden mejor a entrenamientos consistentes, sin castigos físicos, basados en motivación y previsibilidad. Las sesiones cortas, la exposición gradual a estímulos y el trabajo con profesionales en caso de dudas reducen riesgos de reactividad.

En ciudad, pueden adaptarse siempre que se cubran paseos de calidad, enriquecimiento ambiental en casa y descanso suficiente.
No son perros de alta demanda deportiva, pero necesitan rutina, estímulos olfativos y normas claras. La convivencia con niños requiere supervisión y educación de ambas partes; con otros perros, la socialización temprana y la gestión de recursos minimizan conflictos.
Clima, espacio y presupuesto: factores decisivos
El Chow Chow sufre más con el calor debido a su manto, y el Shar Pei también puede tener dificultades por sus vías respiratorias y piel.
Ambientes frescos y sombra, nunca ejercicio extenuante en horas de calor. Viven bien en pisos si su nivel de actividad se satisface, pero no son candidatos a guardarse en patios sin compañía.
En el presupuesto hay que contemplar seguros, alimentación de calidad y, especialmente, veterinaria y peluquería. Las intervenciones oftalmológicas en Shar Pei y el mantenimiento profesional del manto en Chow Chow son gastos previsibles.