Con la llegada de la primavera, aumentan las horas de luz, suben las temperaturas y se intensifica la actividad reproductiva en muchas especies. Para quienes conviven con perros y gatos, esta etapa trae cambios de comportamiento, riesgos sanitarios y decisiones de manejo que conviene anticipar.
Entender cómo funciona el celo en cada especie y planificar medidas preventivas puede marcar la diferencia entre una temporada tranquila y una llena de sobresaltos.
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Estacionalidad: similitudes y diferencias
En los gatos, el ciclo reproductivo está íntimamente ligado a la longitud del día. Son animales poliéstricos estacionales e inducidos: varias veces al año pueden entrar en celo y la ovulación se desencadena por el apareamiento.
Con más horas de luz en primavera y verano, las gatas no esterilizadas tienden a encadenar celos con intervalos breves, lo que aumenta la probabilidad de gestación si hay contacto con machos.
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En los perros, el patrón es distinto. Las hembras suelen presentar dos celos al año en promedio, con menor influencia de la estacionalidad y mayor variabilidad individual y racial.
Aun así, el buen clima favorece los paseos y los encuentros entre animales, incrementando el riesgo de cruces no planificados.
Señales de celo y cambios de conducta
- Gatas: vocalizaciones intensas y frecuentes, frotamientos, elevación de la grupa y postura de lordosis, inquietud y, en algunos casos, marcaje urinario. Si no hay cópula, el celo puede prolongarse o repetirse en pocos días.
- Perras: vulva hinchada, secreción sanguinolenta al inicio del estro, mayor atractivo para los machos, nerviosismo o afectividad inusual. Tras el celo, algunas pueden desarrollar pseudogestación (falsa preñez), con producción de leche y conductas de “nido”.
Los machos de ambas especies pueden mostrar aumento de marcaje, intentos de fuga o vagabundeo, vocalizaciones y conductas de monta, motivados por hembras en celo en el vecindario.
Salud y bienestar: lo que no hay que perder de vista
- Gestaciones no deseadas: la primavera concentra reportes de camadas inesperadas. Además de la responsabilidad de encontrar hogares, las hembras jóvenes, senior o con condiciones preexistentes corren riesgos en la gestación y el parto.
- Patologías uterinas y mamarias: en perras y gatas, la esterilización temprana reduce de forma significativa el riesgo de tumores mamarios y previene infecciones uterinas graves como la piometra. En machos, la castración elimina el cáncer testicular y reduce problemas prostáticos.
- Parásitos y vectores: con el calor, aumentan pulgas, garrapatas y mosquitos. La protección regular frente a ectoparásitos y, según la zona, enfermedades transmitidas por vectores (como leishmaniasis o dirofilariosis) es clave.
- Estrés y seguridad: más actividad al aire libre implica ventanas abiertas, balcones y jardines. En gatos, los “síndromes de balcón” son una causa frecuente de traumatismos; las redes y mallas de seguridad son una inversión crítica.
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Prevención y manejo responsable

- Esterilización/castración: es la medida más efectiva para evitar camadas no planificadas y aportar beneficios sanitarios. El calendario óptimo depende de la especie, la raza y el estado de desarrollo; un plan individual con el veterinario ayuda a ponderar riesgos y beneficios.
- Control del entorno: paseos con correa para perros, patios bien cercados, identificación con microchip y chapas visibles. En gatos, enriquecer el ambiente interior y asegurar ventanas y terrazas reduce escapes y accidentes.
- Separación temporal: si una perra está en celo, evitar parques caninos en horas concurridas y el contacto con machos enteros. En gatos, mantener a las gatas en celo en interiores hasta resolver la esterilización o supervisar estrictamente.
- Apoyos conductuales: feromonas sintéticas, rutinas de juego y rascadores en gatos; ejercicio, olfato y entrenamiento en perros ayudan a canalizar la excitación y disminuir la ansiedad durante esta etapa.
- Higiene y cuidados: en perras, protectores o pañales para el sangrado pueden ayudar en interiores; revisar la piel y el pelaje tras paseos; mantener al día antiparasitarios y vacunación.
Mitos frecuentes y aclaraciones
- “Una camada la hace más sana”: no hay evidencia de que parir mejore la salud de perras o gatas; por el contrario, la esterilización temprana aporta protección frente a varias enfermedades.
- “Los gatos se calman si salen a aparearse”: permitir salidas no controladas incrementa el riesgo de peleas, accidentes, transmisión de enfermedades y camadas indeseadas. El manejo ambiental y la esterilización son estrategias más seguras y eficaces.
- “El celo solo ocurre en primavera”: en gatos, la primavera es un detonante potente, pero pueden entrar en celo durante buena parte del año con suficiente luz; en perros, el ciclo es menos estacional y varía entre individuos.
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Cuándo consultar
- Sangrado abundante, apatía, fiebre, vómitos o secreción con mal olor tras un celo pueden indicar complicaciones como piometra y requieren atención inmediata.
- Conductas de ansiedad intensa, agresividad o marcaje persistente se benefician de evaluación veterinaria y, si es necesario, de un plan conductual.
- Ante cualquier duda sobre anticoncepción, tiempos de esterilización o prevención de parásitos, un chequeo pretemporal en primavera permite ajustar medidas.
La primavera invita a salir y disfrutar, pero también demanda previsión. Con información fiable, medidas preventivas y acompañamiento veterinario, perros y gatos pueden transitar el celo y la temporada cálida con seguridad y bienestar.