Orejas plegadas y dolor crónico: la realidad detrás del Scottish Fold que debés conocer

La mutación del gen TRPV4, responsable del icónico pliegue en las orejas del Scottish Fold, esconde un complejo entramado de sufrimiento. Asociaciones veterinarias advierten sobre las implicancias de salud que enfrentan estos animales, desafiando la ética detrás de su cría.

Gato de la raza Scottish Fold.
Gato de la raza Scottish Fold.lafar

Una mutación con efecto sistémico

El rasgo que hizo famoso al Scottish Fold no es solo estético. Se debe a una mutación puntual en el gen TRPV4, implicado en el desarrollo del cartílago y el hueso.

Esa alteración produce una osteocondrodisplasia: el cartílago se forma y mineraliza de manera anómala. El pliegue auricular es la señal visible, pero la misma alteración impacta en articulaciones de las patas, la cola y la columna.

Gato Scottish Fold.
Gato Scottish Fold.

Genéticamente, el rasgo es dominante: basta una copia mutada para que las orejas se plieguen. Los animales con dos copias suelen mostrar enfermedad más temprana y severa.

Estudios de genética felina y artículos en revistas veterinarias especializadas identificaron la variante en TRPV4 y la vincularon con cambios óseos proliferativos y artrosis en prácticamente todos los ejemplares con orejas plegadas, con distintos grados de gravedad.

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Cómo se manifiesta en la vida diaria

Gato con las orejas hacia atrás.
Gato con las orejas hacia atrás.

La osteoartritis asociada al Scottish Fold puede aparecer muy temprano. Veterinarios clínicos describen:

  • Rigidez al levantarse, marcha corta y cojeras intermitentes.
  • Aversión al salto, menor juego y cambios de comportamiento por dolor.
  • Cola engrosada, poco flexible o dolorosa al tacto.
  • Engrosamientos óseos en tarsos y carpos; uñas poco desgastadas por menor actividad.

En radiografías se observan exostosis, puentes óseos y remodelación articular. Asociaciones veterinarias de bienestar animal advierten que “todo Scottish Fold padece alguna forma de osteocondrodisplasia”, aunque el curso puede ser leve o severo según la carga genética y el manejo.

Qué dice la evidencia

Investigaciones publicadas en journals de medicina felina y genética identificaron la mutación en TRPV4 como causante del fenotipo de oreja plegada y de la patología osteoarticular concomitante.

Series de casos y estudios observacionales documentan:

  • Correlación entre el grado de pliegue auricular y la severidad de las lesiones óseas.
  • Progresión de dolor y limitación funcional sin tratamiento.
  • Respuesta variable a analgésicos, con necesidad de planes multimodales.

Organizaciones de bienestar, colegios veterinarios y sociedades felinas han emitido posicionamientos desaconsejando la cría que perpetúa rasgos dolorosos.

Gato Fold escocés.
Gato Fold escocés.

En varias jurisdicciones se restringe o prohíbe la reproducción de animales con características que comprometen su salud, y algunos registros no aceptan inscribir gatos con tales rasgos.

Implicancias éticas y de cría

Cruzar Scottish Fold con razas de oreja recta no elimina el problema si se mantiene la mutación; de hecho, el pliegue aparece justamente cuando la mutación está presente.

Ejemplares conocidos como “Scottish Straight” (oreja sin pliegue) pueden existir, pero solo los que no portan la variante de TRPV4 evitan transmitir el trastorno.

Test genéticos comerciales permiten identificar portadores, una herramienta clave si se prioriza el bienestar sobre la estética.

Criadores responsables y veterinarios éticos señalan que seleccionar por un rasgo que conlleva dolor crónico plantea un conflicto con los principios de bienestar animal.

La popularidad del aspecto “tierna-cachorro” en redes puede invisibilizar la carga sanitaria asociada.

Si pensás adoptar o ya convivís con uno

  • Pedí historia clínica, radiografías previas y, si es posible, test genético del linaje.
  • Agendá controles periódicos con enfoque en dolor crónico; la detección temprana cambia la trayectoria.
  • Control de peso riguroso: cada 10% extra de masa agrava el dolor articular.
  • Manejo multimodal del dolor pautado por veterinario: antiinflamatorios, analgésicos adyuvantes, moduladores neurológicos y protocolos según respuesta individual.
  • Fisioterapia y rehabilitación: ejercicios de bajo impacto, masoterapia, dispositivos de asistencia y, cuando esté disponible, hidroterapia.
  • Ambiente adaptado: rampas o escalones, comederos elevados, bandejas de bordes bajos, superficies antideslizantes.
  • Enriquecimiento suave y frecuente: juego olfativo, rascadores accesibles, sesiones cortas para mantener movilidad sin exacerbar el dolor.
  • Evitá criopráctica o manipulaciones bruscas; la estructura ósea está alterada.
  • Considerá seguro médico para imprevistos, ya que el manejo puede ser costoso y de por vida.

Señales de alerta que no conviene pasar por alto

  • Saltos evitados o fallidos.
  • Higiene deficiente del lomo por falta de flexibilidad.
  • Cambios de carácter, aislamiento o agresividad al ser levantado.
  • Uñas largas que indican menor actividad. Ante cualquiera de estos signos, consultá. El dolor crónico rara vez “se ve” a simple vista y los gatos tienden a ocultarlo.
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