Imaginá la escena: dos gatos, una casa y la misión de convertirlos en amigos. Pero, ¡cuidado! Cada paso es un arte delicado; el caos felino se asoma si no se manejan bien los recursos. ¿Cómo se introduce correctamente a un nuevo gato en casa?
Preparación del territorio
- Acondicioná una “habitación segura” para el recién llegado: cama, arenero propio, rascador, comida, agua y escondites en altura. La separación inicial reduce el estrés y permite el intercambio de olores controlado.
- Duplicá recursos en toda la casa: al menos un arenero por gato, más uno adicional; múltiples comederos y bebederos, y varias zonas de descanso. La competencia por recursos es un detonante frecuente de agresión entre felinos.
- Usá feromonas sintéticas felinas en difusor o spray en ambas áreas para favorecer la familiaridad olfativa.
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Primeros días: separación y olores
- Mantené a cada gato en espacios distintos. Intercambiá mantas, juguetes o toallas entre habitaciones a diario para mezclar olores.
- Cambiá de lado los platos de comida cerca de la puerta cerrada: que asocien el olor del otro con algo positivo.
- Evitá encuentros directos en esta etapa; un avance precoz suele retroceder el proceso.
Intercambio visual controlado

- Cuando ambos se muestren relajados con el intercambio de olores, habilitá contacto visual seguro: puerta entreabierta con barrera, reja para bebés o panel de malla.
- Ofrecé snacks de alto valor y juego con varita a cada lado durante breves sesiones. Terminá siempre antes de que aparezca tensión.
- Aumentá gradualmente la duración y reducí la distancia solo si las señales son positivas: orejas relajadas, parpadeo lento, acicalado normal.
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Primeros encuentros cara a cara

- Organizá encuentros cortos en un ambiente neutral con rutas de escape en 360° y refugios en altura.
- Mantené juguetes de caña o target para redirigir energía. Evitá forzar contacto físico; dejá que se acerquen a su ritmo.
- Si hay siseos breves sin escalada y ambos se recuperan rápido, es parte del ajuste. Si ves fijación, cuerpo rígido o persecución, interrumpí con un sonido suave, separá y retrocedé una fase.
Cómo leer el lenguaje felino
- Señales de estrés: orejas hacia atrás, cola baja o erizada, pupilas dilatadas, inmovilidad tensa, esconderse persistente, eliminación fuera del arenero.
- Señales de tolerancia/avance: exploración tranquila, comer y jugar en presencia del otro, uso compartido de espacios (no el mismo recurso al mismo tiempo), parpadeo lento.
- El Indoor Pet Initiative destaca que el estrés crónico puede pasar desapercibido; priorizá la observación diaria de rutinas (comer, dormir, acicalado).
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Recursos y territorio: la clave para prevenir conflictos
- Distribuí recursos en “estaciones” separadas para que ningún camino obligue a pasar cerca del otro gato. La geografía social importa más que el tamaño total.
- Sumá rascadores verticales y horizontales. Los rascados son marcadores territoriales no confrontativos.
- Ofrecé juego individual diario a cada gato para canalizar energía y reducir tensión.
Ritmo y expectativas realistas
- No hay un plazo universal. Algunas presentaciones llevan días; otras, semanas. Se recomienda avanzar solo cuando ambos gatos muestran señales de relajación sostenida en cada etapa.
- Objetivo razonable: convivencia tolerante. La amistad estrecha es un plus, no una garantía.
Errores comunes que conviene evitar
- Juntarlos “a la fuerza” el primer día.
- Un solo arenero o un solo comedero “para que aprendan a compartir”.
- Castigos o rociar con agua: aumentan miedo y agresión.
- Ignorar el dolor o enfermedad: cualquier molestia médica puede disparar irritabilidad (consultá con un veterinario si hay cambios de conducta).
Casos especiales
- Gatitos con adultos: el juego intenso del cachorro puede saturar al adulto. Programá “descansos” y enriquecé al gatito para fatiga positiva.
- Gatos muy temerosos: priorizá desensibilización más lenta, mayor control visual, feromonas y entrenamiento con refuerzo positivo.
- Hogares con varios gatos: presentá de a uno, escalonado, y evaluá afinidades por perfiles (actividad, edad, estilos de juego).
Cuándo pedir ayuda profesional
- Si hay peleas con contacto, bloqueos de recursos (impedir acceso a areneros/comida) o marcaje urinario persistente.
- Un veterinario con enfoque en comportamiento o un etólogo felino puede diseñar un plan a medida y descartar causas médicas subyacentes.