¿Los gatos siempre caen de pie? Qué explica el famoso “reflejo de enderezamiento”

El “reflejo de enderezamiento” en los gatos revela una adaptación fascinante: su capacidad para rotar en el aire y aterrizar de pie. Sin embargo, las estadísticas sobre lesiones por caídas demuestran que esta habilidad tiene límites peligrosos y significativos.

Gato cayendo.
Gato cayendo.Shutterstock

Cómo funciona el reflejo en los gatos

El “reflejo de enderezamiento” es un mecanismo neuromuscular que permite que, al perder el equilibrio, el gato rote el cuerpo en el aire para intentar aterrizar con las cuatro patas.

El oído interno detecta la orientación y el animal inicia una secuencia: primero gira la cabeza, luego el tronco y finalmente ajusta cola y extremidades. Esto puede activarse en fracciones de segundo.

Gato cayendo.
Gato cayendo.

La anatomía ayuda: columna vertebral muy flexible, cintura escapular “flotante” (las clavículas son vestigiales), patas traseras potentes y una masa corporal relativamente baja que reduce la energía del impacto. Además, las almohadillas plantares actúan como amortiguadores.

Cuándo falla

No siempre hay tiempo ni condiciones para enderezarse. Caídas desde alturas muy bajas pueden no permitir la rotación completa. Superficies resbaladizas, obstáculos, arneses o prendas pueden interferir con la maniobra.

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Gato cayendo.
Gato cayendo.

También influyen la edad, el sobrepeso, lesiones previas o alteraciones del oído interno.

Incluso cuando el gato logra caer “de pie”, la energía del golpe puede superar su capacidad de absorción y provocar traumatismos.

La paradoja de la altura

Veterinarios y servicios de urgencias han documentado el llamado “síndrome del gato paracaidista”: lesiones por caídas desde edificios.

Algunos análisis clínicos hallaron que el patrón de daño cambia con la altura: desde pocos pisos son frecuentes fracturas de miembros y mandíbula; a alturas intermedias se reportan traumatismos torácicos; y a mayores alturas, una vez que el animal alcanza velocidad terminal y extiende el cuerpo para “esparcir” el impacto, pueden disminuir ciertas fracturas pero aumentar contusiones internas.

No implica que sea “más seguro” caer desde más alto; las lesiones pueden ser severas o fatales en cualquier escenario.

Qué dicen las fuentes

  • Asociaciones veterinarias como la AVMA y hospitales universitarios han publicado guías advirtiendo que las mosquiteras y balcones no son barreras seguras. Recomiendan protección específica para ventanas y ambientes interiores enriquecidos para reducir conductas de riesgo.
  • Revisiones en revistas veterinarias describen que la supervivencia es posible en muchas caídas urbanas, pero con tasas relevantes de neumotórax, contusiones pulmonares, fracturas de paladar, mandíbula y extremidades. El pronóstico mejora con atención rápida y estabilización respiratoria.

Factores que aumentan el riesgo

  • Altura insuficiente para completar la rotación o excesiva energía de impacto.
  • Superficie de aterrizaje dura (hormigón, cerámica).
  • Animales jóvenes sin coordinación completa o adultos con enfermedades.
  • Sobresaltos, persecuciones o juegos en bordes y barandas.

Qué podés hacer

  • Instalar cerramientos o redes certificadas en ventanas y balcones.
  • Evitar dejar ventanas abatibles sin protección: crean “trampas” donde el animal queda atascado.
  • Ofrecer miradores seguros en interiores (torres, repisas anchas) para satisfacer la curiosidad sin riesgo.
  • Mantener controles veterinarios, especialmente si hay antecedentes de otitis o problemas de equilibrio.

Señales de alerta tras una caída

  • Dificultad respiratoria, encías pálidas o azuladas.
  • Cojera, dolor al manipular, letargo o sangrado oral/nasal.
  • Vómitos, desorientación o pupilas desiguales. Ante cualquiera de estos signos, la indicación es trasladar al animal a una clínica de urgencias sin demora.
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