¿Por qué mi gato tira cosas de la mesa?

Tirar objetos no es maldad: responde a instinto, curiosidad, juego y, a veces, estrés o dolor. Qué explica la etología felina y qué medidas concretas podés tomar en casa para reducir el comportamiento sin castigos, con evidencia y empatía.

Gato tira un celular de la mesa.
Gato tira un celular de la mesa.Shutterstock

Por qué lo hace: instinto, curiosidad y aprendizaje

Empujar objetos es una conducta común en gatos domésticos. Responde a varios motores: el instinto de caza (patear y “rematar” presas), la curiosidad por la física del entorno y el aprendizaje de que “si algo cae, pasa algo”.

Estudios publicados en revistas como Animal Cognition muestran que los felinos exploran relaciones causa–efecto y permanencia del objeto; para un gato, comprobar qué hace una cosa al borde de la mesa es información valiosa.

Gato a punto de tirar un objeto de la mesa.
Gato a punto de tirar un objeto de la mesa.

También hay un componente de juego. La American Association of Feline Practitioners (AAFP) y organizaciones como International Cat Care señalan que, sin suficientes oportunidades de caza simulada, muchos gatos canalizan energía en conductas como empujar, arañar o morder objetos.

A eso se suma la atención: si cada caída te hace mirar, hablar o levantarte, el gato aprende que es una manera efectiva de “activar” a su humano.

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Ambiente y rutina: el contexto importa

Los gatos necesitan predecibilidad y estímulos adecuados.

Mesas abarrotadas, poca superficie vertical, horarios irregulares y poco juego estructurado aumentan la probabilidad de conductas de “búsqueda de efecto”.

En entornos enriquecidos, la conducta tiende a disminuir porque hay salidas más apropiadas para la energía y la curiosidad.

Qué podés hacer (sin castigos)

  • Rediseñá el entorno: despejá bordes y superficies de alto tránsito. Usá soportes antideslizantes o gel adherente para estabilidad en objetos frágiles. Colocá estantes o árboles para gatos junto a ventanas para ofrecer miradores más atractivos que una mesa repleta.
  • Aumentá el juego de caza: 2 a 3 sesiones diarias de 5–10 minutos con cañas, plumitas o pelotas que imiten secuencias de acecho–persecución–captura. Terminá con una pequeña ración de comida para completar el “ciclo de caza”, como sugieren guías de International Cat Care.
  • Ofrecé alternativas para empujar: bolas ligeras, dispensers de comida que ruedan, tapitas en una bandeja designada. Si el gato busca la sensación de caída, usá juguetes que hagan ruido controlado (pero seguro) al rodar.
  • Reforzá lo que sí querés: premiá con comida o juego cuando el gato pasa por la mesa sin tocar nada o cuando se posa en un rascador/plataforma alternativa.
  • Gestioná la atención: ignorá con consistencia los empujones que buscan interacción y ofrecé atención proactiva en momentos de calma. Si reaccionás solo cuando tira, reforzás el “botón de atención”.
  • Prevení el acceso en momentos críticos: antes de videollamadas o comidas, cerrá puertas o usá manteles antideslizantes y barreras temporales. La gestión anticipada reduce oportunidades de ensayo.
  • Enriquecé con alimentación interactiva: comederos rompecabezas, esconder pequeñas porciones y rotar juguetes cada pocos días. La novedad controlada mantiene el interés lejos de la mesa.
  • Entrenamiento con clicker: marcá y premiá “dejar” y “ir a la alfombra/cama”. El entrenamiento positivo mejora el autocontrol sin generar miedo.

Lo que conviene evitar

  • Castigos, gritos o rociar con agua. Aumentan el estrés y pueden deteriorar el vínculo sin resolver la causa.
  • Trampas aversivas o pegamentos en superficies. Son riesgosas y pueden generar lesiones o miedo generalizado al entorno.

Pequeños ajustes que hacen diferencia

  • Rutina predecible: horarios consistentes de comida y juego reducen la búsqueda de estímulos “al borde”.
  • Higiene del entorno: rascadores estables, superficies variadas (cartón, sisal, alfombra) y puntos altos firmes disminuyen el interés por empujar objetos inestables.
  • Señales visuales: una bandeja “sí” (juguetes, pelotas) y una superficie “no” (mesa despejada) ayudan a delimitar expectativas de manera clara.
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