Por qué lo hace: instinto, curiosidad y aprendizaje
Empujar objetos es una conducta común en gatos domésticos. Responde a varios motores: el instinto de caza (patear y “rematar” presas), la curiosidad por la física del entorno y el aprendizaje de que “si algo cae, pasa algo”.
Estudios publicados en revistas como Animal Cognition muestran que los felinos exploran relaciones causa–efecto y permanencia del objeto; para un gato, comprobar qué hace una cosa al borde de la mesa es información valiosa.

También hay un componente de juego. La American Association of Feline Practitioners (AAFP) y organizaciones como International Cat Care señalan que, sin suficientes oportunidades de caza simulada, muchos gatos canalizan energía en conductas como empujar, arañar o morder objetos.
Lea más: Gato feliz en casa: checklist clave para estimular su instinto
A eso se suma la atención: si cada caída te hace mirar, hablar o levantarte, el gato aprende que es una manera efectiva de “activar” a su humano.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Ambiente y rutina: el contexto importa
Los gatos necesitan predecibilidad y estímulos adecuados.
Mesas abarrotadas, poca superficie vertical, horarios irregulares y poco juego estructurado aumentan la probabilidad de conductas de “búsqueda de efecto”.
En entornos enriquecidos, la conducta tiende a disminuir porque hay salidas más apropiadas para la energía y la curiosidad.
Lea más: ¿Por qué los gatos llevan “regalos” a sus dueños?: instinto de cazadores al descubierto
Qué podés hacer (sin castigos)
- Rediseñá el entorno: despejá bordes y superficies de alto tránsito. Usá soportes antideslizantes o gel adherente para estabilidad en objetos frágiles. Colocá estantes o árboles para gatos junto a ventanas para ofrecer miradores más atractivos que una mesa repleta.
- Aumentá el juego de caza: 2 a 3 sesiones diarias de 5–10 minutos con cañas, plumitas o pelotas que imiten secuencias de acecho–persecución–captura. Terminá con una pequeña ración de comida para completar el “ciclo de caza”, como sugieren guías de International Cat Care.
- Ofrecé alternativas para empujar: bolas ligeras, dispensers de comida que ruedan, tapitas en una bandeja designada. Si el gato busca la sensación de caída, usá juguetes que hagan ruido controlado (pero seguro) al rodar.
- Reforzá lo que sí querés: premiá con comida o juego cuando el gato pasa por la mesa sin tocar nada o cuando se posa en un rascador/plataforma alternativa.
- Gestioná la atención: ignorá con consistencia los empujones que buscan interacción y ofrecé atención proactiva en momentos de calma. Si reaccionás solo cuando tira, reforzás el “botón de atención”.
- Prevení el acceso en momentos críticos: antes de videollamadas o comidas, cerrá puertas o usá manteles antideslizantes y barreras temporales. La gestión anticipada reduce oportunidades de ensayo.
- Enriquecé con alimentación interactiva: comederos rompecabezas, esconder pequeñas porciones y rotar juguetes cada pocos días. La novedad controlada mantiene el interés lejos de la mesa.
- Entrenamiento con clicker: marcá y premiá “dejar” y “ir a la alfombra/cama”. El entrenamiento positivo mejora el autocontrol sin generar miedo.
Lo que conviene evitar
- Castigos, gritos o rociar con agua. Aumentan el estrés y pueden deteriorar el vínculo sin resolver la causa.
- Trampas aversivas o pegamentos en superficies. Son riesgosas y pueden generar lesiones o miedo generalizado al entorno.
Lea más: ¿Por qué tu gato muerde cables o plantas? Claves para cuidarlo sin castigos
Pequeños ajustes que hacen diferencia
- Rutina predecible: horarios consistentes de comida y juego reducen la búsqueda de estímulos “al borde”.
- Higiene del entorno: rascadores estables, superficies variadas (cartón, sisal, alfombra) y puntos altos firmes disminuyen el interés por empujar objetos inestables.
- Señales visuales: una bandeja “sí” (juguetes, pelotas) y una superficie “no” (mesa despejada) ayudan a delimitar expectativas de manera clara.