Criado históricamente como perro de agua en zonas pantanosas, el Lagotto Romagnolo pasó de cobrar aves a especializarse en la búsqueda de trufas cuando esa labor perdió terreno.
Su nariz fina, resistencia y facilidad de adiestramiento lo transformaron en referencia del tartufo en Europa. Hoy, además de su prestigio como trabajador del olfato, gana popularidad como compañero de vida.
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Un olfato calibrado para el subsuelo
La trufa madura libera compuestos aromáticos que el Lagotto detecta incluso a decenas de centímetros bajo tierra. Adiestrado para “marcar” el punto exacto sin dañar el hongo, excava solo lo necesario y espera la señal del guía.

Escuelas especializadas recomiendan reforzar la búsqueda con juegos de olfato y sesiones cortas y frecuentes para evitar la fatiga sensorial.
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Rasgos físicos: rulos funcionales y cuerpo compacto

Según el estándar de la Fédération Cynologique Internationale (FCI, estándar N.º 298), el Lagotto es un perro de talla mediana, compacto y robusto:
- Altura aproximada: 43–48 centímetros en machos y 41–46 centímetros en hembras.
- Peso habitual: 11–16 kilogramos, con buena musculatura.
- Pelaje: rizado, lanoso y denso, con subpelo. Colores que van del blanco sólido al blanco con manchas anaranjadas, marrón en distintas intensidades y roano. Ese manto protege del frío y la humedad, pero requiere mantenimiento: se recorta a tijera para conservar el rizo y evitar nudos. Suele soltar poco pelo, aunque “hipoalergénico” no significa ausencia de alérgenos; la reacción varía según la persona.
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Temperamento: trabajo, juego y vínculo
El Lagotto combina sensibilidad social con alta motivación por el trabajo. Suele ser afectuoso, vigilante sin ser agresivo y muy enfocado cuando entiende la tarea.

Necesita ejercicio diario y, sobre todo, actividad cognitiva: rastreos, juegos de olfato, obediencia y enriquecimiento ambiental. Con socialización temprana, convive bien con niñas y niños y otros animales.
El aburrimiento puede traducirse en excavaciones indeseadas; si vivís en casa con jardín, conviene ofrecer superficies “permitidas” para canalizar esa conducta.
Vida cotidiana y cuidados prácticos

- Cepillado y recorte: cada pocas semanas para evitar esteras; baño espaciado para no alterar la textura del rizo.
- Uñas y oídos: mantenimiento regular, sobre todo tras actividades en ambientes húmedos.
- Alimentación y peso: la tendencia a la glotonería existe; controlar raciones y usar parte del alimento en juegos de búsqueda ayuda a la saciedad mental.
- Entrenamiento: métodos basados en refuerzo positivo funcionan especialmente bien con esta raza atenta y sensible.
Mitos y realidades

- “No larga pelo, entonces no da alergia”: sueltan menos que otras razas, pero las alergias dependen de la persona y de proteínas presentes en saliva y piel.
- “Como busca trufas, va a cavar todo el jardín”: la conducta se gestiona con entrenamiento y superficies designadas; sin guía y actividades, cualquier perro puede desarrollar hábitos indeseados.
- “Es un perro de sofá”: disfruta del descanso en casa, pero necesita trabajo mental sostenido para estar equilibrado.