Cada vez más familias latinoamericanas eligen sumar distintos tipos de mascotas, y surge la pregunta inevitable: ¿pueden convivir conejos y perros bajo el mismo techo sin sufrir estrés o accidentes? La respuesta es sí, pero el éxito depende de la preparación, la paciencia y la comprensión de sus diferencias.
La primera clave está en reconocer que ambos tienen comportamientos y lenguajes muy distintos. Mientras los perros suelen ser extrovertidos y territoriales, los conejos son presas por naturaleza y pueden asustarse con facilidad.

Por eso, el proceso de presentación nunca debe ser improvisado. Los especialistas en comportamiento animal, como la veterinaria Alejandra Téllez, aconsejan presentaciones graduales y siempre bajo supervisión: “Lo crucial es que el conejo tenga siempre una vía de escape y que el perro aprenda a controlar su instinto de caza”, explica.
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Cómo debe ser la socialización entre ambos
El espacio donde se encuentren debe estar neutral y completamente controlado. Al principio, mantené al perro sujeto con correa y permití que el conejo explore a su propio ritmo.
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Observá las señales de estrés en ambos: si ves orejas hacia atrás, respiración agitada o intentos de huida, es mejor retroceder y volver a intentarlo más adelante. Evitá forzar el acercamiento o manipularlos con brusquedad.
No todos los perros tienen la misma predisposición. Las razas con fuerte instinto cazador, como terriers o beagles, necesitan un trabajo especial de desensibilización y refuerzo positivo.
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Premiar al perro cuando muestra calma y respeto cerca del conejo ayuda a asociar la presencia del otro animal con una experiencia positiva. Los conejos, por su parte, suelen sentirse más seguros si cuentan con escondites y una rutina estable.
Paciencia
Este proceso puede llevar días o incluso semanas. Los expertos desaconsejan dejarlos solos hasta que confirmes que no hay señales de tensión o agresividad.

Además, recordá que la socialización temprana y la buena salud emocional de ambos animales son factores decisivos para lograr una convivencia pacífica.
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Integrar a perros y conejos en un mismo hogar significa aceptar el desafío de mirar el mundo desde dos perspectivas diferentes. El rol activo y responsable del tutor, además del apoyo de profesionales, se vuelve fundamental para crear lazos sanos y duraderos donde cada mascota se sienta segura y respetada.