Conductas en mascotas que no debés ignorar
1. Movimientos repetitivos o estereotipias. Si tu mascota persigue su propia cola, gira sobre sí misma, lame en exceso un mismo lugar o muerde insistentemente objetos o partes de su cuerpo, podrías interpretarlo como algo divertido.

No obstante, estos comportamientos repetitivos pueden ser señales de ansiedad, estrés, aburrimiento o incluso afecciones neurológicas.
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2. Cambios repentinos en su apetito. A veces nos reímos cuando el perro o gato rechaza la comida habitual y parece “ponerse caprichoso”, pero la falta de apetito repentina o el deseo de comer en exceso pueden indicar problemas digestivos, infecciones, enfermedades metabólicas o alteraciones emocionales.
3. Dificultad para moverse o rigidez al caminar. Ver a tu mascota caminar de forma torpe o vacilar al saltar puede resultar curioso.
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Sin embargo, la pérdida de equilibrio, la cojera o la rigidez pueden ser síntomas de dolor, lesiones articulares, artritis o trastornos neurológicos. Es esencial consultar al veterinario si notas dificultad para moverse.
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4. Vocalizaciones inusuales o excesivas. Un maullido exagerado, ladridos constantes o sonidos extraños que antes no hacía pueden parecer graciosos por momentos, pero suelen estar relacionados con molestias físicas, miedo, demencia senil en animales mayores o problemas de conducta que no se deben subestimar.
5. “Juegos” agresivos o destructivos. Algunos dueños se divierten viendo a sus mascotas destrozar almohadas o morder muebles, interpretándolo como “juego”.

Sin embargo, la agresividad y la conducta destructiva pueden estar asociadas a ansiedad por separación, falta de estimulación, dolor o problemas de socialización.
6. Consumo de objetos o materiales extraños. Ver a un perro o gato comerse medias, piedras o plantas puede ser motivo de risa, pero esta conducta llamada pica supone un riesgo grave para su salud (asfixia, obstrucciones intestinales o envenenamiento) y puede indicar desequilibrios nutricionales o problemas emocionales.
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7. Lamido excesivo de personas o superficies. Si bien el lamido es una forma de comunicación, cuando se torna excesivo puede reflejar estrés, ansiedad o problemas dermatológicos. Un lamido compulsivo nunca debe ser ignorado.
8. Cambios bruscos de carácter. Actitudes inusuales como volverse más retraído, asustadizo, o por el contrario, excesivamente agresivo, no son simples “modas” de comportamiento o fases pasajeras.
Generalmente son síntomas de un malestar físico, trastorno hormonal o alteración psicológica.
Detrás de comportamientos “chistosos” o llamativos pueden ocultarse señales importantes del estado de salud de tu mascota. La clave está en la observación constante y en acudir al veterinario ante cualquier cambio inusual.