Una mascota pequeña con gran personalidad
También conocidos como conejillos de Indias, los cobayos son roedores originarios de Sudamérica. A pesar de su tamaño, tienen una personalidad fuerte, sociable y expresiva.
Emiten distintos sonidos para comunicar emociones, como silbidos agudos cuando están contentos o chillidos si sienten miedo o hambre.
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Su comportamiento afable los convierte en una gran opción para personas que buscan una mascota tranquila, que no sea agresiva y que pueda generar un vínculo afectivo real.
Necesitan compañía (y no solo la tuya)
Una característica clave que suele pasarse por alto es su necesidad de interacción social. Los cobayos no son animales solitarios: prosperan cuando viven con otros de su especie.

Lo ideal es tener al menos dos cobayos del mismo sexo para evitar reproducción no deseada y garantizar su bienestar emocional.

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Cuidados básicos y esenciales
Aunque no son complicados de mantener, tienen necesidades específicas:
- Espacio: necesitan una jaula amplia, ventilada y segura.
- Alimentación: heno fresco, pellets enriquecidos con vitamina C, verduras frescas y agua limpia siempre disponible.
- Higiene: limpieza frecuente del hábitat para evitar malos olores y enfermedades.
Con estos cuidados, su mantenimiento diario es sencillo y accesible.
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Beneficios de tener un cobayo como mascota

- Enseñan responsabilidad: son una excelente opción para introducir a niñas y niños en el cuidado de un ser vivo, siempre con supervisión adulta.
- Reducen el estrés: su comportamiento curioso, sus sonidos suaves y sus rutinas tranquilas pueden ser muy reconfortantes.
- Bajo costo relativo: en comparación con perros o gatos, su alimentación, accesorios y controles veterinarios resultan más económicos.
Mitos frecuentes (y erróneos)
“Solo sirven para laboratorios”. Aunque históricamente se usaron en investigaciones, los cobayos son mucho más que animales de prueba. Son inteligentes, sensibles y capaces de establecer lazos afectivos.
“Son perfectos para niños pequeños”. No necesariamente. Requieren cuidado delicado y manipulación suave. Un niño muy pequeño puede estresarlos o lastimarlos sin querer, por lo que necesitan siempre la supervisión de un adulto.
“No necesitan espacio”. A pesar de su tamaño, no deben vivir confinados en jaulas estrechas. Requieren espacio para moverse, explorar y ejercitarse. También disfrutan los momentos fuera de la jaula en un entorno controlado.