Temperatura, luz y humedad: lo que todo tutor de reptiles debe entender

Los reptiles son fascinantes, pero su bienestar en cautiverio depende de que controles tres factores clave: temperatura, luz y humedad. Como tutor responsable, conocer sus necesidades específicas es esencial para garantizar una vida sana y activa.

Gecko crestado.
Gecko crestado.PetlinDmitry

Temperatura: el motor del metabolismo reptil

Los reptiles son ectotermos: dependen del calor externo para regular su temperatura corporal. Cada especie necesita un rango térmico específico para digerir, moverse y mantenerse saludable.

Lo ideal es crear un gradiente térmico en el terrario: una zona cálida para descansar y otra más fresca para que puedan autorregularse.

Si la temperatura es baja, pueden sufrir debilidad, inapetencia y problemas digestivos. Si es demasiado alta, hay riesgo de estrés térmico y deshidratación.

Luz: mucho más que visibilidad

La luz visible regula el ritmo circadiano de los reptiles, marcando sus ciclos de actividad y descanso.

Camaleón.
Camaleón.

Además, necesitan exposición a luz UVB para producir vitamina D3, indispensable para absorber calcio. Sin UVB, es común que desarrollen enfermedades óseas graves.

Humedad: el equilibrio vital

Cada especie tiene requerimientos distintos. Algunas, como las iguanas, precisan alta humedad; otras, como los geckos del desierto, prefieren ambientes secos.

Usá nebulizadores o sistemas de riego para ajustar la humedad y controlala con un higrómetro. Si no es la adecuada, pueden aparecer deshidratación, problemas respiratorios o mudas incompletas.

Cuidar a un reptil exige compromiso y conocimiento. Ajustando estos tres pilares del hábitat —temperatura, luz y humedad—, podés garantizarle una vida larga y saludable.

Consultá siempre a un veterinario especializado y adaptá el entorno a la especie que tengas en casa.

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