Las terapias asistidas con animales se están consolidando como una alternativa eficaz y cada vez más utilizada para acompañar tratamientos de salud mental y trastornos del desarrollo.
Entre todos los animales de asistencia, los perros destacan por su capacidad para establecer vínculos emocionales profundos y ofrecer compañía incondicional.
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Su presencia puede marcar una diferencia notable en la vida de personas con ansiedad o trastornos del espectro autista (TEA).
¿Qué es la terapia asistida con animales?
Se trata de un enfoque terapéutico en el que animales especialmente entrenados, como perros o caballos, participan activamente en sesiones dirigidas por profesionales de la salud.
Estas intervenciones buscan mejorar el bienestar emocional, social y cognitivo de los pacientes, en un entorno menos clínico y más empático.
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Principales beneficios de la terapia con perros
1. Reducción de la ansiedad. Diversos estudios han demostrado que interactuar con un perro —acariciarlo, jugar o simplemente estar en su compañía— puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Al mismo tiempo, se estimula la liberación de oxitocina, dopamina y endorfinas, sustancias que generan una sensación de calma y bienestar. Incluso sesiones breves pueden contribuir a disminuir la tensión emocional y mejorar el estado de ánimo.
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2. Apoyo emocional constante. Los perros no juzgan, no presionan y están presentes de forma incondicional. Este vínculo emocional sincero puede convertirse en una fuente clave de contención para personas con ansiedad o autismo, muchas de las cuales se sienten incomprendidas o sobreestimuladas por el entorno social. La conexión con el animal ayuda a fortalecer la autoestima y la confianza.
3. Mejora en las habilidades sociales. En niños y adultos con autismo, los perros pueden actuar como mediadores sociales. Al participar en actividades con el animal —como pasearlo, alimentarlo o simplemente interactuar— se fomenta el desarrollo de la comunicación verbal, el contacto visual y la empatía.
Estas interacciones suelen ser más naturales y menos exigentes que las relaciones humanas, lo que facilita un progreso significativo en el ámbito social.
Casos concretos y resultados alentadores
Un estudio observacional de 2020 evidenció que la presencia de perros en sesiones grupales ayudó a disminuir los síntomas de ansiedad en jóvenes adultos. Además de sentirse más tranquilos, los participantes mostraron mayor predisposición a abrirse emocionalmente y a relacionarse con los demás.
Por otro lado, en un programa piloto desarrollado con niños diagnosticados con trastorno del espectro autista, se registraron avances en la comunicación verbal, el reconocimiento emocional y una notable reducción de conductas repetitivas. El vínculo con el perro actuó como catalizador para una mayor interacción con el entorno.
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Qué tener en cuenta antes de comenzar una terapia asistida con perros
No todas las personas reaccionan igual ante este tipo de terapias. Es importante realizar una evaluación profesional previa para determinar si es el enfoque adecuado.
Asimismo, los perros que participan deben estar entrenados específicamente para desempeñar este rol, garantizando su bienestar y el del paciente.
La terapia con perros no reemplaza otros tratamientos, pero puede potenciarlos significativamente. A través del vínculo humano-animal, muchas personas encuentran una vía de alivio emocional, motivación y conexión con el mundo. En un contexto donde la salud mental necesita enfoques más integrales, esta forma de terapia gana cada vez más espacio y reconocimiento.