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¿Qué son las feromonas?
Las feromonas son sustancias químicas que los animales liberan al ambiente, influyendo en el comportamiento y estado emocional de otros individuos de la misma especie.
Estos compuestos juegan un papel crucial en la comunicación entre animales, afectando aspectos como el apareamiento, el marcaje territorial y la reducción del estrés.
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Tipos de feromonas y sus aplicaciones
Feromonas en gatos: los productos más comunes para gatos contienen análogos sintéticos de las feromonas faciales felinas (FFP), que los gatos utilizan para marcar lugares y objetos como seguros y familiares.

Se suelen emplear en forma de difusores o esprays, especialmente útiles en situaciones estresantes como mudanzas o visitas al veterinario.
Feromonas en perros: las feromonas caninas a menudo imitan las producidas por las hembras lactantes, conocidas como feromonas de apaciguamiento, que ayudan a calmar y proporcionar seguridad a los cachorros.
Son frecuentemente utilizadas para reducir comportamientos relacionados con la ansiedad, como los ladridos excesivos y la destrucción de objetos.
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Evidencia científica y efectividad
La eficacia de las feromonas puede variar significativamente de un individuo a otro, pero existen estudios que respaldan su uso.
En cuanto a los estudios con gatos, investigaciones han demostrado que las feromonas pueden reducir comportamientos de marcaje con orina y mejorar las interacciones sociales entre los felinos.
En cuanto a los perros, en situaciones de estrés, como tormentas eléctricas o ansiedad por separación, algunos estudios han encontrado que los perros tratados con feromonas caninas muestran menos signos de angustia.
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Ventajas y limitaciones del uso de feromonas
Las feromonas son una alternativa natural a los medicamentos psicotrópicos, sin efectos secundarios conocidos. Además, son de fácil aplicación, disponibles en varios formatos, adaptándose a diferentes necesidades y entornos.
Ciertamente también tienen limitaciones, como una eficacia variable. No todos los animales responden de igual manera; algunos pueden no mostrar ninguna mejora.
Además, no son sustitutos de tratamientos conductuales, deberían usarse como complemento de otras terapias conductuales o ambientales.