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Crecer con una mascota beneficia a los niños, cuando el vínculo es el adecuado. Pero cada especie tiene necesidades específicas, lo que hace que sea muy importante prestar atención a la hora de elegir una mascota que sea compatible con nuestro estilo de vida.
La mayoría de los niños adora los animales, no solo les hacen bien anímica sino también físicamente, tal como se ha comprobado en numerosos estudios.
Hay muchas razones para recomendar que los niños crezcan con un compañero animal. La pregunta es: ¿con cuál?
“No todos los animales son adecuados para todas las personas”, dice Lea Schmitz, de la Asociación Protectora de Animales de Alemania. El mundo de las mascotas es diverso, como también lo son las familias. Por ello, ¿qué deben tener en cuenta los padres?
Los perros, un clásico para empezar a cuidar una mascota
Los perros se adaptan en general de maravillas a los niños. Son compañeros fieles. Con ellos se puede correr, jugar con el balón y practicar trucos, se les puede hacer mimos, brindan consuelo, se convierten en un verdadero amigo.
Otro punto a favor es que los niños con perro suelen ser más activos deportivamente, según un grupo de investigación sobre animales de compañía en la sociedad, de la ciudad alemana de Bremen.
Qué perro encaja en cada familia depende de muchos criterios. Por ejemplo, los perros jóvenes, y por ello impetuosos, son menos adecuados para familias con niños pequeños, en especial cuando los animales son tan grandes que pueden atropellar a los niños en el fragor del juego.
En el caso de los animales adultos es otro tema. “Los perros grandes pueden ser gigantes pacíficos si lograron desde temprana edad una familiarización positiva con niños”, indica Schmmitz. Estos animales son adecuados para convivir incluso con niños pequeños.
Con niños mayores es posible adoptar un cachorro, ya que el menor y el perro suelen crecer juntos en general sin problemas. Los padres deben fijar sin embargo reglas claras, tanto para el animal como para el niño.
Los niños más pequeños, en especial, no suelen interpretar de forma correcta el lenguaje corporal de los perros, por lo que deben aprender en qué momento el perro necesita tranquilidad, ya sea para comer o dormir.
Los adultos también deben poner límites al perro, a la vez que se recomienda no dejar nunca a los niños más pequeños solos con animales.
Gatos con paciencia para tratar con los niños
Niños y gatos también pueden convertirse en grandes amigos. Los felinos son una de las mascotas más populares en varios países. Tan solo en Alemania, por ejemplo, se estima que hay un gato cada cuatro hogares, lo que arroja un total de 15,2 millones de animales.
Los pequeños suelen adorar su pelaje suave y además pueden jugar bien con ellos. Los expertos destacan que los gatos, junto con los perros, son los animales más adecuados para los niños.
“Entre los gatos también puede haber distintos caracteres”, señala Schmitz. Algunos aman las caricias y jugar, por lo que buscan un contacto estrecho con las personas.
Estos gatos se adaptan bien a los niños, que más allá de todo deben aprender a aceptar el carácter individualista de su mascota. Los gatos suelen ser muy claros a la hora de mostrar lo que les gusta.
Por ejemplo, no aceptan que los molesten mientras duermen o comen, tampoco se dejan alzar en contra de su voluntad. Aquí es donde deben actuar los padres y explicar esto a los niños, para evitar que un día el gato se haga cargo de la tarea y utilice sus garras para dejarle claro al pequeño que se pasó de la raya.
Según el grupo de investigación de animales de compañía, los gatos son adecuados para niños a partir de los ocho años.
Los gatos son más independientes que los perros, lo que tiene tanto ventajas como desventajas. Dan mucho menos trabajo, pero a la vez se puede hacer menos con ellos. El vínculo es a veces menos estrecho que con los perros.
Abrazos y cariños, una tortura para animales pequeños
Los animales pequeños como los conejos, cobayos o hámsters son muy populares, aunque los expertos solo los recomiendan para los niños mayores.
Es que este tipo de animales nunca quieren que los alcen, los abracen o les hagan mimos, pero, por desgracia para ellos, apenas pueden manifestar su resistencia o negarse. “Solo son adecuados para su observación, esto debe quedar claro para el niño”, sostiene Schmitz.
Los conejos y cobayos suelen tener una timidez natural hacia las personas. Mantenerlos todo el tiempo en una jaula es un tabú, porque aunque sean pequeños, tienen muchas ganas de moverse. Con un refugio adecuado, también pueden estar en el jardín todo el año. Necesitan al menos un compañero.
El hámster dorado es, en cambio, un animal solitario. En su casa, que debe ser lo más grande posible, necesita una rueda para correr y le gusta realizar otras actividades, como buscar comida escondida. También necesita correr libremente a diario.
Los niños tienen poco o nada que ganar con un hámster de este tipo, porque normalmente solo se despierta cuando ellos se van a dormir. Además, esta especie suele vivir apenas de dos a tres años.
Mucho para mirar, poco para acariciar
Los pájaros, al igual que con los animales pequeños, solo son atractivos para los niños cuando ellos disfrutan observando y cuidando animales, subraya Lea Schmitz.
Es difícil mantener a estos animales en una vivienda de forma adecuada a su especie. Las jaulas habituales son demasiado pequeñas, incluso una pajarera espaciosa no suele ser suficiente.
Los pájaros necesitan volar libremente a diario. Lo que más les gusta es vivir en pequeños grupos.
Con un poco de dedicación, los pájaros pueden acostumbrarse al contacto diario con humanos para que los niños puedan tener alguna mínima interacción directa con ellos.
Los peces no son adecuados para un vínculo estrecho
En el caso de los peces, la desventaja es que no pueden ser acariciados y no son adecuados para mantener un vínculo estrecho. “Su ventaja es que un acuario demanda relativamente poco espacio”, declara Schmitz. Además, se puede armar el acuario, algo que los pequeños pueden disfrutar mucho.
Los peces son adecuados para niños mayores que disfrutan observando la vida en el agua.
Ya sea un pez, un pájaro o un perro, el vínculo niño-animal no siempre tiene el éxito asegurado, esto debe quedar siempre claro.
Los adultos son siempre los responsables de criarlos y cuidarlos. Por eso, sobre todo, deben tener en cuenta el trabajo y dedicación que pueden asumir y lo que los animales pueden aportar. Al fin y al cabo, la mascota es un miembro de la familia que, idealmente, se instala en el hogar para toda la vida.