Desorientados y miedosos: perros y gatos también sufren de demencia

De repente el perro o gato se encuentra desorientado en alguna esquina de la casa, se muestra temeroso o con el carácter cambiado. Por lo general, los dueños no sospechan la causa, pero lo cierto es que los animales también pueden sufrir de demencia a medida que envejecen.

La demencia en animales está subdiagnosticada y las mascotas que la padecen no reciben los cuidados necesarios, según explica la veterinaria Nina Meyerhoff de la Universidad Veterinaria de Hannover, en Alemania.
Un perro diagnosticado con demencia en la Universidad de Medicina Veterinaria de Hannover. Algunos animales se vuelven más ansiosos o dejan de reconocer a su dueño en la vejez.Julian Stratenschulte

Cargando...

Por lo general, la demencia en animales está subdiagnosticada y las mascotas que la padecen no reciben los cuidados necesarios, según explica la veterinaria Nina Meyerhoff de la Universidad Veterinaria de Hannover, en Alemania.

Además, considera que si los dueños de mascotas contaran con más información, esto podría redundar en “una mejor profilaxis y una mejor atención médica de los animales más viejos”.

La universidad ayuda brindando una vez por semana una charla especial acerca del diagnóstico de esta enfermedad, el alivio de los síntomas y su prevención.

Meyerhoff señala que, de acuerdo con distintos estudios, alrededor de dos tercios de los perros de entre 15 y 16 años, así como uno de cada dos gatos de más de 15 años, sufren de demencia.

Reconocer la demencia de perros y gatos

Añade que los números reales podrían ser incluso más altos dado que muchos casos no se detectan por falta de información.

El primer paso es reconocer la demencia. “Su transcurso es muy distinto en el caso de cada animal, ya que los primeros síntomas son muy individuales”, explica Meyerhoff.

Un síntoma clásico es la desorientación, que hace que los animales se queden detenidos muchas veces en las esquinas o no encuentren el lado correcto de la puerta.

También pueden presentarse modificaciones en la interacción social, el ritmo del sueño, sus miedos, actividades y hábitos a la hora de realizar sus deposiciones. “Otra característica en los gatos es que maúllan en exceso”, explica.

“Se quedaba en las esquinas”

Lotta, la perra de Anke Strecker, oriunda de la ciudad alemana de Gotinga, también presentó algunos de estos síntomas.

“Una cosa que me llamó la atención es que estaba mucho más intranquila y que se quedaba parada en las esquinas”, explica Strecker.

“Por otro lado, no tenía más ganas de salir a pasear como antes, y los paseos duraban menos”, recuerda.

En un periodo de dos años, la enfermedad fue empeorando: Lotta ya no encontraba su plato de comida, no reconocía a las personas y tenía problemas para acostarse.

Cambió su carácter

“También fue doloroso ver cómo cambiaba su carácter. Seguía relacionándose con mi esposo y conmigo, pero menos. En algún momento empezó a estar en su mundo”, asegura la dueña.

La perra, que sufría de demencia, incluso comenzó a morder cuando se la tocaba.

Strecker llevó a su perra a la ciudad de Hannover, donde la dieron tranquilizantes, una alimentación con nutrientes adicionales y una medicación para la artrosis.

Así y todo, unos dos años después de que fuera diagnosticada la enfermedad de la perrita, y sin que se conociera su edad exacta, tuvo que ser sacrificada, ya que no podía mantenerse en pie.

Terapia para aliviar

“Todavía no hay una cura para esto”, subraya Meyerhoff. La terapia se centra más bien en aliviar y ralentizar los síntomas de la enfermedad.

Adecuar la alimentación y el estilo de vida tiene como fin mejorar la irrigación del cerebro y reducir los temores, mientras que la fisioterapia sirve para fortalecer la movilidad.

“La actividad física diaria moderada, la estimulación cognitiva, el entrenamiento y alimentarlos una vez al día puede servir en algunos casos”, señala la veterinaria.

La prevención también puede ser útil para evitar que la enfermedad se manifieste de forma aguda.

Ambiente con pocos estímulos

Meyerhoff añade que las dietas especiales y el tratamiento temprano de otras enfermedades pueden ser de ayuda. “En el caso de los gatos, es considerado un factor de riesgo un ambiente con pocos estímulos”, afirma.

Esto quiere decir que los gatos necesitan durante toda su vida oportunidades para jugar y aprender, treparse y salir afuera, al menos al balcón.

Actualmente, asisten a las charlas semanales solo dos a tres dueños con sus mascotas, aunque es posible que muchos más necesiten ayuda.

La portavoz del albergue para animales de la ciudad alemana de Bremen señala que suelen recibir perros y gatos con demencia de dueños que se ven sobrepasados por la situación.

Lamentablemente, los veterinarios suelen estar muy ocupados con casos más agudos y les falta tiempo para trabajar en la prevención de la demencia.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...