¿El Cuento del Tío?

Se trata de la Comisión Directiva de la Cajubi bajo la presidencia de Víctor (Mandrake) Bogado Núñez que lograron hacer desaparecer por arte de magia…¡¡176 millones de dólares americanos!!

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Pero, ¿cómo hacen estos genios para lograr tamaña desaparición? Pero... atención:

En el año 2004, bajo el gobierno del Tendota, se presenta el venezolano Marcelo Barone, con un currículum “tan brillante” que encandiló a los consejeros de la Cajubi. Demostró con papeles que era un concejero de valía en las lídes económicas, puso sobre el tapete paquetes de altos rendimientos y en un saque se llevó 4 millones de dólares y parecería que los dólares volvieron casi inmediatamente transformados en 4.500.000, entusiasmando a los consejeros que recomendaron una inversión mayor que ascendió a ¡¡32 millones de dólares!! Se lo dieron a Barone sin que firme absolutamente nada, hicieron un “acuerdo de caballeros”… Si hubiera un juicio, sería la palabra de los consejeros contra la de Barone.

…pero ¿dónde está Barone? ¡Ah!, él está muy bien, vive felizmente en Londres, se compró una mansión, un Ferrari para él y otro para su esposa Elizabel, ellos viven agradecidos a Dios y en sus oraciones nuuunca se olvidan de Cajubi.

Pero los genios de Cajubi no pararon ahí, esta vez contactaron con un broker argentino Arturo Girardi que con otros accionistas fundaron una empresa llamada USI y a través de su empresa presentaron a la Cajubi “...el gran negocio”, un negocio donde no se podía perder jamás y que consistía en asegurar a una persona cuya vida pende de un hilo, adelantarle una partecita del premio al asegurado a cambio de la transferencia de la póliza a nombre del inversionista y a esperar que se muera el asegurado y cobrar la prima…¡no se puede perder!, les dijo el bróker. ¡Tiene que morir sin falta!… ¡en este negocio ganamos todos!, ¡incluso –decía Girardi– la póliza es transferible, como las acciones de una SA!

Con los dólares de Cajubi, se ha creado un fondo de reserva para esas operaciones y a medida que desfilaban los asegurados las suculentas comisiones eran repartidas por todos lados, brókers, consejeros, intermediarios, etc. Los ojos estaban fijos en las comisiones y de repente, todos se olvidaron del capital.

Digo yo, ¿cómo podemos ser tan idiotas? ¿cómo no van a venir inversionistas si acá se regala la plata? ¿Serán esos consejeros deshonestos o son solamente burros? ¿o ambas cosas? En breve habrá un juicio y se deslindarán las responsabilidades, lo cierto es que desaparecieron 176 millones de dólares y con ese dinero se hicieron mansiones, salones de ballets, Ferraris, la dolce vita para algunos y la tristeza para otros.

JJ Migliore

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