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La conmemoración hoy del décimo aniversario de la toma del control de la franja de Gaza por el movimiento islamista Hamás, que expulsó a las fuerzas leales al presidente palestino, Mahmud Abás, significa también la evidencia de una división política y territorial palestina que sigue sin resolverse.
“Nada me puede compensar por la muerte de mi hijo, asesinado a sangre fría por gente que se considera a sí misma palestina y musulmana”, explicó a Efe Ramadán Masri, un padre de 75 años del norte de Gaza que perdió a su hijo, Wisam, de 24 años, durante aquellos combates y que asegura no haber perdonado a Hamás.
Wisam fue uno de los setecientos palestinos muertos en los enfrentamientos entre Hamás y miembros del partido Al Fatah, del presidente Abás, en la Franja de Gaza, según cifras del Centro al Mizan para los Derechos Humanos.
Sin celebraciones de aniversario hoy por parte de Hamás en el enclave costero y con una crisis energética que ha dejado a los gazatíes con cuatro horas de electricidad, para el vicepresidente de Al Fatah, Mahmoud al Aloul, estos diez años de divisiones “han dañado los intereses nacionales”.
El conflicto se originó tras la lucha de poder ocurrida después de que el movimiento islamista ganara las elecciones parlamentarias de 2006, en las que obtuvo mayoría absoluta y el control del legislativo palestino, lo que inevitablemente terminó generando una tensión que fue en aumento hasta los enfrentamientos de junio de 2007.
Como consecuencia de esos enfrentamientos, las fuerzas paramilitares de Al Fatah fueron expulsadas de Gaza y, en el terreno político se formaron dos gobiernos palestinos de muy distinto signo, uno de Hamás en la franja y otro de Fatah en Cisjordania.
Con el Gobierno de Hamás se impuso un fuerte bloqueo israelí y Gaza ha sido escenario de tres operaciones militares de envergadura que han causado la muerte de 4.000 palestinos y más de 15.000 heridos, recordó a Efe Mejemer Abu Seda, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Al Azhar en Gaza.
“Israel está disfrutando con esta división, que busca convertir en una separación permanente entre Cisjordania y la Franja de Gaza”, valoró ayer con motivo del aniversario Wasel Abu Yousef, del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) .
Por su parte, los líderes de Hamás consideran que la crisis humanitaria que vive el enclave costero es responsabilidad de Israel “debido a la guerra y el asedio que impone”.
“Después de ganar las elecciones en 2006, el mundo rechazó los resultados del proceso democrático, ordenó un embargo y la ocupación israelí impuso un estrecho cerco para romper a Hamás y su poder”, dijo a Efe el portavoz de la organización en Gaza, Abdul Latif al Qanoua.
“Hamás no es el causante del sufrimiento del pueblo palestino en Gaza, al contrario, el movimiento ha mantenido contactos con sus amigos en Catar, Turquía, Malasia y otros países para llevar la ayuda humanitaria necesaria a nuestro pueblo”, afirmó a Latif sobre el apoyo financiero que ha recibido de estos países.
Maher Tabaa, funcionario de la Cámara de Comercio de la Franja, estimó que “el asedio así como las guerras han supuesto un coste de diez mil millones de dólares”, “el desempleo alcanza el 52 por ciento y la pobreza un 54 por ciento”.
“Todo porque Fatah y Hamás se niegan a poner fin a su división y lograr la reconciliación”, valoró Tabaa. Mientras, aumentan las preocupaciones por los nuevos recortes en el suministro eléctrico después de que la ANP rebajara el pago de la energía como una de las medidas de presión hacia Hamás para que devuelva el control del enclave.
“La gente en Gaza no debe ser rehén de esta larga disputa interna palestina”, declaró ayer el coordinador de Asuntos Humanitarios de la Oficina de Naciones Unidas (OCHA) para el Territorio Palestino Ocupado, Robert Piper, sobre “ el rápido deterioro de la situación humanitaria ” en el enclave costero.