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Según informó hoy la prensa oficial, un hombre de 26 años entró blandiendo un cuchillo en un hospital de urología de la ciudad de Huizhou (sur del país) y mató a una enfermera e hirió a un guardia de seguridad y otros tres trabajadores sanitarios.
La policía detuvo posteriormente al atacante e investiga los motivos por los que decidió asaltar el hospital.
Este ataque se produjo apenas unos días después de que el Gobierno chino ordenara el despliegue de policías armados en los hospitales para frenar los brotes de violencia de pacientes o familiares contra el personal sanitario, en plena reforma del sistema sanitario del país.
La Comisión Nacional de Salud y Planificación Familiar avisó esta semana de que las personas que introduzcan ilegalmente cuchillos u otras armas en centros médicos serán detenidas y, en virtud de una enmienda a la Ley Criminal aprobada el pasado noviembre, aquellos que alteren gravemente el ritmo de trabajo de estas instituciones serán condenados a entre 3 y 7 años de cárcel.
La carestía de la Sanidad para muchos ciudadanos y los bajos sueldos de los médicos (que en consecuencia aceptan sobornos de las farmacéuticas para vender sus medicamentos, lo que a su vez encarece los productos) ha creado un círculo vicioso de insatisfacción para ambas partes.
La situación ha generado tal malestar que los ataques violentos de pacientes o familiares a profesionales sanitarios, a veces letales, llegaron a una media de 27,3 por hospital en 2012, según la Asociación de Hospitales de China.
Si bien las autoridades chinas aseguran que el número de incidentes se ha reducido desde 2013, los ataques se siguen produciendo por todo el país. EFE