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En el marco de una cumbre signada por tensiones bilaterales, un enorme dispositivo de seguridad que cortó algunas de las principales vías de circulación de la capital argentina, y protestas en repudio al foro, la agenda del G20 tuvo siempre al tope el encuentro de los líderes de las dos mayores economías mundiales.
En el menú de la cena entre Trump y Xi, el plato fuerte será un listado de diferencias. Una “guerra comercial” se inició cuando Trump impuso aranceles que alcanzaron a 300.000 millones de dólares de importaciones, de los cuales 250.000 millones de dólares correspondían a productos chinos.
El impacto de las medidas se extendió, mientras el mandatario estadounidense dejaba claro que a las buenas o a las malas buscará negociar mejores condiciones comerciales para su país, como prometió en la campaña que lo llevó al poder.
Durante años, Estados Unidos acusó a China de manipular su moneda, el yuan, para volver más competitivos sus productos. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca y sus medidas proteccionistas, sus embates a los foros multilaterales, incluyendo las negociaciones comerciales de las cuales se retiró o los acuerdos que renegoció, el gobierno norteamericano pasó de la retórica a la acción.
Pero a pesar de las decisiones de Washington, el déficit comercial con China continúa profundizándose y da argumentos al presidente para mostrarse aún más duro con Pekín. En setiembre, el déficit alcanzó un nivel récord con China.
Del total de 54.000 millones de dólares en rojo, 37.400 correspondieron a los intercambios con China. En lo que va del año, el déficit comercial estadounidense registra un aumento de 10,1% a 445.160 millones de dólares, según datos del Departamento de Comercio.
Antes de dejar Washington, el mandatario estadounidense dijo ver “buenas señales” en las relaciones comerciales con China, pero a la vez se mostró reticente a un acuerdo inmediato. “Creo que estamos muy cerca de hacer algo con China pero no sé si quiero hacerlo”, expresó. La próxima batería de medidas está prevista para el 1° de enero, cuando los aranceles de Estados Unidos a importaciones chinas por unos 200.000 millones de dólares podrían subir de 10% a 25% si no hay acuerdo.
En su discurso ante los demás líderes, el mandatario chino dio un claro mensaje dirigido a Trump: los miembros del G20 deben “comprometerse con la apertura y la cooperación y sostener el sistema comercial multilateral” .
“En seis meses, el número de nuevas medidas restrictivas al comercio aplicadas por los miembros del G20 se duplicó”, advirtió, y sostuvo que es necesario multiplicar las consultas entre países “para alcanzar un progreso gradual en lugar de imponer posturas a los demás” .
Al inicio del segundo día de la cumbre, la noticia de la muerte del expresidente estadounidense George H. W. Bush, a los 94 años, hizo converger a los líderes del G20 alrededor de su figura. Trump elogió su “liderazgo inquebrantable” durante el final de la Guerra Fría y el presidente francés Emmanuel Macron destacó “su respaldo sin desmayo a la alianza con Europa”.
También fue elogiado por la primera ministra británica Theresa May, quien se refirió a él como “un ejemplo para todos nosotros” .
Si bien el G20 es un foro de discusión y no un organismo de decisión, las divisiones entre sus integrantes se hicieron especialmente visibles en Buenos Aires. Trump, protagonista de la cita argentina, suspendió una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, luego de que las tensiones entre Rusia y Ucrania alcanzaran su punto álgido después que fuerzas rusas apresaran a la tripulación de tres navíos militares ucranianos frente a las costas de Crimea.
La reunión fue suspendida por Trump también en medio de la controversia en Estados Unidos por nuevas revelaciones en la investigación sobre una presunta injerencia de Rusia en la campaña presidencial estadounidense de 2016. El mandatario estadounidense reiteró su inocencia.
Bajo los reflectores quedó también el príncipe heredero saudita Mohamed bin Salmán, en el foco de la polémica por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. La justicia argentina inició una investigación -que difícilmente tendrá consecuencias- sobre este caso, a instancias de organizaciones de derechos humanos.
Y aunque en la apertura de la cumbre el presidente argentino Mauricio Macri hizo un llamado a “dialogar y dialogar”, lo cierto es que se esperan pocas decisiones en este G20 de consensos improbables, el primero en realizarse en suelo sudamericano en 10 años de existencia del foro.
En un primer borrador del lunes al que AFP tuvo acceso, uno de los puntos mencionados es el calentamiento global, antes de la conferencia climática COP24 del 2 de diciembre en Polonia. Sin embargo, se vaticina como uno de los más controvertidos y difíciles para alcanzar un acuerdo. El presidente estadounidense, quien no se cansa de poner en duda el cambio climático, retiró a su país de los acuerdos ambientales de París en junio de 2017, poco después de llegar a la Casa Blanca.