El obispo emérito de Roma, que anuncio su decisión de renunciar el día 11 de febrero y se hizo efectiva el 28 de ese mes, ha iniciado la última etapa de su vida, como “un simple peregrino”, según dijo poco antes de abandonar el Vaticano e iniciar un corto viaje en helicóptero a esa localidad próxima a la capital de Italia.
“Aquí tengo todo, el lago, la montaña y veo el mar”, dijo Joseph Ratzinger al describir el palacio de Castel Gandolfo, donde pasó largas temporadas durante su pontificado y en el que escribió parte de su trilogía “Jesús de Nazaret”.
Al llegar allí, la tarde del día jueves 28, saludó a los vecinos desde el balcón, en la que ha sido su ultima aparición pública.
Después le ayudaron a instalarse en el apartamento papal.
Ese espacio ocupa dos plantas y está distribuido en el dormitorio de Su Santidad, las habitaciones de sus secretarios y las de cuatro laicas consagradas que le cuidan y que le acompañarán en esta nueva etapa de su vida, y una capilla privada.
Pero esa distancia física entre Benedicto XVI y su sucesor se reducirá al mínimo en cuando terminen las obras de restauración del monasterio de clausura Mater Ecclesia, convento de religiosas situado dentro del recinto vaticano en el que se alojará definitivamente.
Un Papa que ha dejado de serlo, que constituye una figura que jamás ha existido en la Edad Moderna, podrá estudiar, escribir, escuchar música, rezar y pasear por unos jardines, dentro del Vaticano.
“Es uno de los problemas con que se encontrará la Santa Sede en un breve futuro, la convivencia dentro de los muros vaticanos del sucesor de Benedicto XVI y también del papa dimisionario”, dijo a Efe un purpurado a condición del anonimato.
El nuevo pontífice cohabitará en el tiempo con un expapa que el 16 de abril del año pasado, día de su 85 cumpleaños, dijo en la homilía:
“Me encuentro ante el último tramo de mi vida y no sé qué me espera. Sé que la luz de Dios está, que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad, que su bondad es más fuerte que cualquier mal de este mundo y ello me ayuda a continuar con seguridad”.
El papa 265 de Roma, vivirá definitivamente a poco mas de un centenar de metros del nuevo Pontífice, muy cerca, pero no se esperan interferencias.
“Me ocultaré del mundo”, anunció Benedicto XVI.