Silva afirmó en una rueda de prensa que el Partido de los Trabajadores (PT) está haciendo una “campaña desleal que afrenta la inteligencia de la población” basada en “difamaciones y calumnias” y que tiene por objetivo “destruir al adversario”.
La abanderada del Partido Socialista Brasileño (PSB) dijo que Rousseff se sirve de los medios oficiales y de “ejércitos de propagadores” de mentiras y rumores para tratar de “desconstruir” la imagen de su campaña y de su persona.
También afirmó que la jefa de Estado ha proferido “ataques calumniosos directamente” contra ella, en alusión a un discurso realizado por Rousseff el sábado en el marco de un anuncio electoral televisado.
En esa propaganda, Rousseff afirmó que Silva, una reconocida ecologista, pretende reducir las inversiones en los ricos yacimientos petroleros ubicados en la costa del Atlántico y por ello vaticinó graves problemas económicos si se produce una victoria electoral de la opositora.
“El mayor ejemplo de esto (mentiras) es Petrobras. En la campaña electoral, soy calumniada y acusada de estar contra este patrimonio de Brasil. Mientras se alardea esta mentira por todos los medios, Petrobras es destruida por el uso político, el apadrinamiento y la corrupción”, manifestó Silva.
En ese sentido, Silva reiteró que pretende mantener las inversiones en el sector petrolero y usar los ingresos que genere en aumentar el gasto en la educación y la sanidad pública.
Rousseff se refirió hoy también a sus afirmaciones contra Silva, negó que fueran “agresiones” contra su rival y afirmó que su objetivo es promover un “debate cualificado”.
La jefa de Estado dijo que está obligada a “manifestarse” porque ve en peligro el futuro de la economía de Brasil, por lo que actúa “en defensa” de las políticas que ha puesto en práctica en sus cuatro años de gobierno.
Según las últimas encuestas, Marina Silva y Rousseff empatarían en la primera vuelta de las elecciones, el próximo 5 de octubre, y tendrían que verse las caras en una segunda cita con las urnas, el día 26 de ese mes, en la que ganaría la candidata opositora por cerca de siete puntos de ventaja.