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Las autoridades japonesas buscaban abordar las críticas de que Tokyo Electric Power Co falló en su manejo de la respuesta al peor accidente nuclear desde Chernóbil. “Tokyo Electric ha estado jugando el juego de ‘péguele al topo’ con los problemas en la planta”, dijo el ministro de Comercio y Economía Toshimitsu Motegi en una entrevista emitida por televisión.
El primer ministro Shinzo Abe prometió que el Gobierno “dará un paso y aplicará todas las políticas necesarias” para abordar la inundación de agua radiactiva de la planta, un legado del peor desastre atómico del mundo en un cuarto de siglo.
El Gobierno presentará un “amplio paquete de medidas” sobre el problema del agua el martes, dijo un alto funcionario. Tepco dijo el lunes que un equipo de trabajadores halló una nueva zona de alta radiación cerca de los tanques usados para almacenar agua que era usada para enfriar los reactores antes de que se contaminara por el terremoto del 2011 que destruyó el complejo.
Tepco ha estado enviando agua a los reactores para mantener a las partes dañadas sin sobrecalentarse. Pero esa medida de emergencia creó una crisis secundaria de cómo manejar el agua contaminada que sale del reactor.
Los trabajadores no hallaron señales de nuevas filtraciones de radiación. Igualmente, Tepco dijo que la lectura de radiación en el terreno cerca del nuevo lugar expondría a un trabajador en apenas una hora al límite de seguridad establecido en Japón para una exposición de cinco años. La compañía no pudo dar una lectura precisa del nivel de radiación porque los trabajadores usaron instrumentos que sólo registraban radiación hasta 100 milisieverts.
Tepco dijo que la lectura superaba ese nivel. Tepco dijo la semana pasada que la radiación cerca de otro tanque se elevó 18 veces por encima de la lectura inicial, un nivel que podría causar la muerte de una persona sin protección en cuatro horas.
El mes pasado se halló que hasta 300 toneladas de agua contaminada se habían filtrado hacia el mar desde otro tanque. Las medidas de Tokio llegan en medio de las propuestas para crear un organismo gubernamental destinado a desmantelar la planta de Fukushima y cuando el Gobierno pide la escisión del operador, Tokyo Electric Power, o Tepco. Dos años y medio después del masivo terremoto y tsunami que arrasaron las instalaciones, el problema del agua contaminada empeora y el Gobierno está asumiendo un papel más directo cuando Tepco parece sobrepasado con esta labor.
“El Gobierno optó por quedarse en un segundo plano y amplió su apoyo a los esfuerzos de Tokyo Electric para abordar el problema del agua contaminada. Pero ahora hemos decidido que la respuesta a base de parches de Tokyo Electric ha llegado al límite, y el Gobierno necesita actuar y responder con rapidez, incluso usando las reservas presupuestarias”, dijo el secretario de Gabinete, Yoshihide Suga, a periodistas.
La industria nuclear japonesa, que representó en el pasado un tercio de la energía del país, prácticamente se ha paralizado desde el terremoto que sacudió la central de Fukushima en marzo de 2011, causando la fusión del reactor. Reiniciar los reactores que están desconectados y reducir la dependencia que tiene el país del suministro energético exterior son elementos claves del de Abe para el crecimiento económico y pilar del plan de reestructuración de Tepco.
Las autoridades japonesas temen también que la atención internacional a la crisis de Fukushima pueda poner en peligro la candidatura de Tokio a los Juegos Olímpicos de 2020, una decisión que tomará el sábado el Comité Olímpico Internacional en Buenos Aires. El Gobierno presentará un paquete de medidas el martes para afrontar el problema del agua contaminada, según las autoridades. Entre los pasos que dará están usar fondos presupuestarios actuales.
El regulador nuclear japonés reiteró el lunes que podría tener que considerar arrojar agua con los niveles de contaminación por debajo de los límites regulatorios al océano. El presidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear, Shunichi Tanaka, dijo a periodistas que no hay pruebas de nuevas filtraciones en la planta de Fukushima, tras el hallazgo de niveles de radiación altos en los últimos días.