Los combates se intensificaron durante las últimas semanas entre los soldados birmanos y la guerrilla budista del Ejército de Arakan (EA), que reivindica una mayor autonomía para la población budista en Rakáin, una de las regiones más pobres del país.
En la madrugada del viernes, unos 350 militantes del EA penetraron en cuatro comisarías de la localidad de Buthidaung “matando a 13 policías e hiriendo a otros nueve”, según el ejército birmano.
Los rebeldes se apoderaron de armas y municiones, antes que llegara el ejército, que usó dos helicópteros y tropas de infantería, detalla el comunicado.
Los enfrentamientos provocaron la huida de los habitantes de esas localidades.
Los rebeldes budistas aseguraron por su parte, en su página en Facebook, que tres de sus militantes “murieron y otros resultaron heridos” durante los choques.
“Se tomarán medidas enérgicas contra los insurgentes del EA, que están complicando y desestabilizando Rakáin”, advirtió el ejército.
El grupo EA declaró a la AFP que había decidido atacar porque el ejército está utilizando las comisarías para disparar con artillería pesada.
“El ejército metió a la policía en la guerra hace dos semanas”, explicó el portavoz del EA, Khine Thukha, a la AFP.
Los rebeldes sufrieron el fuego aéreo de los helicópteros durante toda la jornada, añadió. Posteriormente el EA indicó que liberado a 14 “prisioneros de guerra”, que había capturado previamente.
El ejército birmano anunció el 21 de diciembre un alto el fuego con las guerrillas locales del norte y el este del país, pero indicó que esta tregua no afecta al estado de Rakáin.
Los enfrentamientos violentos en esta región han obligado a huir a más de 700.000 rohinyás (musulmanes) hacia Birmania a partir de agosto de 2017, una persecución considerada por la ONU como un “genocidio”.